El ambiente caluroso que se alternaba con lluvias era lo habitual en esta temporada, pero ahora ya no es así al superarse las temperaturas extremas y las sequías. Este mes de junio se establecerán varios récords meteorológicos: después de tres semanas se mantiene una atípica onda de calor que supone periodos de tres o más días con temperaturas mayores a 30 grados, y la presencia de un bloqueo atmosférico en el país.
Además, el servicio europeo de cambio climático Copernicus, ha señalado que los primeros once días del mes se alcanzaron temperaturas históricas jamás registradas durante 2023, lo que significa que el planeta vive un pico en el calentamiento global. Una manifestación clara de este fenómeno en México es la sequía moderada a extrema que afecta al 34.5% de la superficie nacional según el último reporte de Conagua; en un mes que comúnmente debería llover esto no ha ocurrido.
Hace un año la conversación versaba sobre la intensa y severa sequía que enfrentaba el norte del país poniendo el foco sobre Monterrey. Ahora nos ocupamos de las extremas temperaturas provocadas por un fenómeno que los especialistas denominan bloqueo atmosférico que al impedir el flujo de aire provoca esta sensación de extremo calor. Otros expertos consideran que estamos dentro de un domo de calor.
Gran parte del territorio nacional presenta déficits de lluvia y por lo menos 20 estados han tenido temperaturas entre 40 y 45 grados. Las consecuencias son diversas y desastrosas: golpes de calor, deshidratación en niñas, niños y adultos mayores, enfermedades asociadas, mayor consumo de energía por la calefacción necesaria en hogares y oficinas, escasez de agua potable.
Se afirma que el fenómeno de El Niño (calentamiento irregular de las aguas superficiales del océano) ha alterado de forma extrema los patrones climáticos en el planeta. Canadá por ejemplo, vive la peor pesadilla de incendios forestales de su historia que ha arrasado con 5 millones de hectáreas.
Si bien los sistemas de medición del clima apoyados por satélites se han sofisticado, parecen no advertir precipitaciones intensas o la estacionalidad de esta insólita ola de calor. Se anticipaba el fin de la tercera ola de calor hace unos días, pero ahora se anuncia una cuarta a partir del 1 de julio, es decir, las previsiones se modifican con frecuencia.
Los cambios climatológicos alteran el ritmo de vida de las sociedades. Varios estados del noroeste están valorando adelantar el fin del ciclo escolar para preservar la salud de niñas y niños. La economía también resentirá este fenómeno, particularmente el campo mexicano que atravesará otro momento de dificultad pues la producción agrícola de varios estados del norte y centro puede darse ya por perdida.
Somos testigos de los efectos perjudiciales que todo esto está provocando como la deforestación, el abuso y la sobreexplotación de los recursos naturales por la intervención humana en el cambio climático.
No son discursos, son hechos. Cada año parecen empeorar las condiciones meteorológicas en el país con serias consecuencias para la salud y la economía. Debemos impulsar pequeños cambios, grandes transformaciones que deben ir acompañadas de políticas públicas y de nuestros compromisos locales, nacionales e internacionales en la materia y tomarlos en serio.
Enfrentemos al cambio climático con determinación y soluciones viables. Necesitamos más líderes y jóvenes comprometidas y comprometidos con ello.