Con sujetar un control remoto o dar clic en la computadora una persona puede suscribirse a múltiples plataformas de video bajo demanda o entrar a YouTube y tener a su alcance miles de videos (películas, series, cortos, documentales, etc.) sobre cualquier tema. Este tipo de recursos audiovisuales están modificando la forma de consumir televisión y las juventudes son el grupo que muestra más cambios al respecto.
No obstante, las personas adultas mayores también, con la asistencia de familiares o amistades que conocen del manejo de esas plataformas, están consumiendo series, películas o telenovelas en las plataformas porque, a diferencia de la televisión convencional, pueden ir a su ritmo, volver a ver escenas o capítulos o simplemente adelantarse hacia las partes de su interés.
De esta manera, la influencia y penetración del streaming está generando una nueva cultural de consumo audiovisual y se ha convertido, en términos reales, en una herramienta para educarse; por ejemplo, Sex Education una serie británica estrenada en Netflix en 2019 y cuya última temporada es de 2023 es muestra de esto. Sus 32 capítulos (ocho por temporada) han generado interés entre las juventudes y, por ello, hay que ponerle atención.
¿Cuáles son los temas que se abordan? Virginidad, celos, embarazo adolescente, homosexualidad, autonomía sexual, infidelidades, disforia sexual, religión e inclusión, agresión sexual, responsabilidad afectiva, lo queer, familias monoparentales, personas trans, entre otros. Sus capítulos están atravesados por cuestiones de clase, conflictos de género y discusiones sobre identidad y orientación sexuales.
Los personajes son recreados por Asa Butterfield, Emma Mackey, Nouti Gatwa, Conno Swindells, Aimee-Lou Wood, Kedan Williams, Gillian Anderson, Thaddea Graham, Dua Saleh, George Robinson, Felix Mufti, Anthony Lexa, Alexandra James, entre otras personas que acreditan sus credenciales histriónicas.
Ellas, ellos y elles –este pronombre aparece siendo disruptivo para el conservadurismo lingüístico– mantienen relaciones horizontales en donde con la palabra se guían entre sí. El espacio en el cual se recrea la trama es, fundamentalmente, la escuela y no podía ser alguno distinto tomando en cuenta que es una de las instituciones más jerárquicas, disciplinadas y conservadoras que han existido y en donde las juventudes pasan la mayor parte del tiempo y, puede decirse, en donde construyen una parte significativa de su identidad.
En la serie, la escuela es apropiada, configurada y repensada por todas las voces a partir de darles a los personajes la capacidad de hacer y ser en virtud de reconocer y reconocerse que son portadores de conocimientos. Las juventudes saben cosas que las personas adultas no y viceversa –los conocimientos son complementarios–, por lo que escucharles y escucharse es importante para entender el tiempo que a cada una de ellas le tocó vivir.
Algunos de los temas que se presentan en la serie no son tan frecuentes en este lado del mundo, por lo que se podría pensar que se inventa, exagera o fantasea, pero lo cierto es que ya están ocurriendo en distintos puntos de la geografía planetaria. Son realidades que tienen lugar en el norte global (en donde se desarrollan las historias), pero que más pronto que tarde pasarán en la casa contigua a la nuestra.
Sobre Sex Education cada quien tendrá su juicio, pero invita a ser más receptivos, a estar atentos a los cambios para comprenderlos, y a informarnos más sobre temas que ya no deberían ser tabú. Lo sexual ha estado lejos de la discusión pública, pero cada vez sale con mayor frecuencia, y hay que insistir en que sea parte de la sobremesa. Se tolera el consumo de pornografía, pero no se habla de una identidad distinta a la socialmente aceptada. Vaya paradoja.
Si queremos una mejor sociedad, sus integrantes tenemos que dejar de lado prejuicios, estereotipos y temores. Esta serie contribuye en eso. No se trata de un complot para eliminar los valores o los rituales reconocidos y compartidos en el pasado y aún vigentes. Es una cuestión pragmática: el mundo cambia y coexisten distintas realidades, no mejores o peores, sino diferentes. No hay una sola.
Sex Education, como otras opciones, es una fuente de primera mano para informarse sobre temas que en la casa o en la escuela no necesariamente se abordan de forma clara y directa. Sus capítulos han sido incorporados a la cultura popular y que, por lo mismo, contribuyen, aunque no determinan, a hacerse una idea de uno mismo y a generar un imaginario del mundo.