Sheinbaum lanza Plan Estratégico de Pemex: una visión de rescate con metas a 2035

La presidenta sostiene que para 2027, la llamada “empresa del pueblo” tendrá ingresos suficientes para pagar su deuda y sostener inversiones sin apoyo de Hacienda

AquíNoticias Staff

¿Y si Pemex ya no fuera un lastre, sino un pilar?
Esa es, al menos, la visión que la presidenta Claudia Sheinbaum puso sobre la mesa esta semana con la presentación del Plan Estratégico 2025-2035 de Petróleos Mexicanos, un proyecto que —según su propio diagnóstico— busca no solo rescatar a la empresa del estigma de deuda e ineficiencia, sino reconfigurarla como motor energético del país, con rostro social y viabilidad financiera.

Sheinbaum fue clara: “Estamos muy contentos todos: Secretaría de Hacienda, Secretaría de Energía, Pemex y la Presidenta”, dijo en tono directo, sin rodeos, durante su conferencia matutina. Hablaba de un plan que, según ella, es fruto de una revisión minuciosa de los números de Pemex y que establece metas concretas:

  • Alcanzar una producción de 1.8 millones de barriles diarios de crudo.
  • Sanear su deuda y tener presupuesto propio para inversión a partir de 2027.
  • Y migrar hacia una empresa energética integral, más allá del petróleo.

Según la presidenta, no se trata solo de bombear más petróleo, sino de diversificar: litio, fertilizantes, cogeneración, energías limpias e incluso hidrógeno. El Plan contiene 13 acciones orientadas a consolidar reservas, ampliar la red de gasoductos, modernizar refinerías, comercializar mejor los productos y reducir emisiones contaminantes. Y, en lo financiero, busca que Pemex ya no dependa de los apoyos de Hacienda en dos años.

¿Es ambicioso? Lo es.
¿Es alcanzable? Eso depende de ejecución, contexto internacional y voluntad política sostenida.

Víctor Rodríguez Padilla, el nuevo director de la empresa, lo explicó como una estrategia que mezcla producción, sostenibilidad y justicia energética. Mientras que Edgar Amador, desde Hacienda, dejó claro que parte del plan incluye emisión de notas pre-capitalizadas, reducción del gasto administrativo y el uso de un fondo con hasta 250 mil millones de pesos para inversión en 2025, con aval del gobierno federal.

Y aunque los críticos señalan que Pemex sigue enfrentando retos estructurales —entre ellos, el pasivo laboral y la eficiencia operativa—, lo cierto es que Fitch Ratings ya reaccionó elevando su calificación de B+ a BB, con perspectiva estable. Es una señal, al menos, de que hay confianza en el rumbo que el gobierno quiere imprimir.

En palabras de Luz Elena González, secretaria de Energía: “Pemex asume, como hace 87 años, su responsabilidad histórica. La soberanía energética está en el centro del Segundo Piso de la Cuarta Transformación.”

De nuevo, la narrativa es clara: Pemex no solo como empresa productiva, sino como símbolo del proyecto de país. Y si todo marcha como lo plantea la presidenta, 2027 marcaría el punto de inflexión: una empresa que ya no pide auxilio financiero, sino que se sostiene sola, produce más y diversifica su energía.

Ahora bien, eso está por verse.
Por ahora, la apuesta está hecha, el plan está anunciado y los números están sobre la mesa.

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