La presidenta enviará una carta a Donald Trump para evitar aranceles al acero y aluminio, priorizando el diálogo y argumentando el superávit comercial a favor de EE.UU. y los beneficios del TMEC
Aquínoticias Staff
El Gobierno de México, encabezado por la presidenta Claudia Sheinbaum, está librando una batalla diplomática para evitar la imposición de aranceles al acero y aluminio anunciados por Donald Trump. En una estrategia que prioriza el diálogo sobre las represalias, Sheinbaum anunció este miércoles que enviará una carta a su homólogo estadounidense para convencerlo de que estas medidas no tienen sentido, dado el superávit comercial que Estados Unidos mantiene en la industria siderúrgica con México. “Ellos exportan más que nosotros. No les conviene”, afirmó la mandataria en su más reciente conferencia de prensa.
La entrada en vigor de los aranceles está prevista para el próximo 12 de marzo, lo que ha llevado al Gobierno mexicano a movilizar a sus principales figuras en el ámbito económico y diplomático. El secretario de Relaciones Exteriores, Juan Ramón de la Fuente, tiene programada una llamada con su contraparte estadounidense, Marco Rubio, este jueves. Mientras tanto, el titular de Economía, Marcelo Ebrard, se prepara para reunirse con los máximos responsables de Comercio de la Casa Blanca en los próximos días.
Sheinbaum destacó que el Gabinete económico trabaja casi a diario en esta estrategia multifacética. “Estamos defendiendo la integración de Norteamérica”, afirmó, refiriéndose al Tratado México-Estados Unidos-Canadá (TMEC), que, según ella, beneficia a los tres países. “La única forma de competir con Asia es mantenernos juntos”, subrayó.
Ebrard, por su parte, ha sido enfático al señalar que los aranceles son “un balazo en el pie” para Estados Unidos, ya que podrían afectar seriamente las cadenas comerciales de Norteamérica, especialmente en productos que cruzan la frontera varias veces antes de llegar a los consumidores finales. México es el principal socio comercial de Estados Unidos y el primer destino de sus exportaciones de acero, con un superávit a favor de EE.UU. de casi 7.000 millones de dólares.
Aunque los aranceles al acero y aluminio son la amenaza más inmediata, hay otros dos temas que complican la negociación: la posible imposición de aranceles del 25% a todos los productos mexicanos —diferida por un mes— y la renegociación del TMEC, prevista para 2026 pero que ya ha comenzado de facto. Ebrard espera la ratificación de Howard Lutnick como secretario de Comercio y de Jamieson Greer como representante comercial para solicitar una reunión oficial la próxima semana.
Sheinbaum se ha mostrado confiada en que un mes es suficiente para establecer un diálogo fructífero. Un antecedente positivo fue el acuerdo alcanzado la semana pasada para evitar aranceles a cambio de enviar 10.000 guardias nacionales a la frontera para contener el tráfico de fentanilo y los cruces de migrantes. Sin embargo, la Administración de Trump no ha sido clara sobre qué espera de México en el caso de los aranceles al acero y aluminio, más allá de generalidades como limitar la influencia china en la economía mexicana.
Mientras tanto, el Gobierno mexicano descarta adoptar un “plan B” o medidas espejo, que podrían afectar otras negociaciones en curso. La estrategia se centra en tres acciones clave: una carta, una llamada y una reunión.
Con información de El País