Para Dulce María Sauri es tiempo de que el PRI pida perdón a la ciudadanía, primero por los casos de corrupción pero también «por no haber hecho lo suficiente»
Gustavo Sánchez Benítez / La Lista
Si alguien sabe de derrotas es Dulce María Sauri. Hace 22 años, el 2 de julio del año 2000, vio como presidenta nacional del PRI el derrumbe de su partido, que perdió la Presidencia después de 70 años en el poder.
Aunque la recuperó en el 2012 con Enrique Peña Nieto, desde la derrota en 2018 todo para el PRI ha sido cuesta arriba. Ya no cuentan triunfos sino territorios perdidos, los más recientes en Oaxaca e Hidalgo.
Sauri ve la crisis pero se mantiene firme: «Soy mujer de un solo marido y de un solo partido… si me toca cerrar la puerta y apagar la luz, lo haré con un enorme dolor de corazón pero lo haré».
El martes pasado, junto con un grupo de ex presidentes y líderes del PRI, Sauri acudió a reunirse con el actual dirigente nacional, Alejandro Moreno, a quien en general le pidieron reflexionar sobre su permanencia en el cargo.
«Yo al igual que los ex presidentes que estuvimos en esta reunión del martes pasado, hice un exhorto a la reflexión al presidente nacional del PRI sobre la pertinencia de continuar en la presidencia, sin embargo yo he reiterado que nada sería más dañino para el PRI que una disputa por la presidencia del partido. Cuando hablo de disputa hablo de acciones, actitudes, que lleven o que traten de presionar para la renuncia.
«Porque desde el punto de vista de los estatutos, esta dirigencia fue electa en agosto de 2019, tiene un mandato que concluye el 19 de agosto de 2023 y solo un acto personalísimo, voluntario, de su presidente y de su secretaria general, de renunciar, podría traer los cambios en el Comité Ejecutivo Nacional, pero reitero: voluntario, personal.
«El presidente del partido (Alejandro Moreno) fue muy claro y contundente en el sentido de su disposición, su voluntad de continuar hasta la conclusión del mandato, o sea hasta agosto del año próximo.
«El proceso con todos sus asegunes, porque los hubo en su momento, que llevó incluso a la renuncia a la militancia en el PRI del doctor José Narro, de Ivonne Ortega, por citar dos priistas connotados que estaban buscando la dirigencia nacional, con todos estos problemas fue un proceso al que acudieron una buena cantidad de militantes del partido y votaron, entonces en ese sentido es la dirigencia electa, legal, pero la legitimidad es la que se gana en el ejercicio del cargo y buena parte tiene que ver con los resultados, en primer lugar electorales, pero también otros resultados de negociación política, de suma, etcétera.
«El llamado a la reflexión que todos hicimos, solo un ex presidente fue muy tajante en el sentido de un exhorto directo a la renuncia, los demás con matices pero la invitación fue a la reflexión», expone Sauri en entrevista para La-Lista, en un Zoom que toma desde su casa en Yucatán, a donde se fue a refugiar luego de dejar la Cámara de Diputados a mediados del año pasado.
La crisis en el PRI es evidente para Sauri, pues su partido «ha sufrido una reducción y deterioro de su presencia«. Pero aún así es optimista y dice que «como dice el refrán popular: más tiene el rico cuando empobrece que el pobre cuando enriquece«.
Entonces repasa la historia del tricolor: «un partido político creado desde 1929, que gobernaba hasta hace 20 años prácticamente en todo el país, que tenía mayoría en las cámaras de diputados y senadores y que había ganado interrumpidamente la presidencia de la república hasta el año 2000, o sea es ese rico que empezó a empobrecer a lo largo de las primeras dos décadas del siglo XXI».
«Que PRI pida perdón»: Sauri
Para Dulce María Sauri es tiempo de que el PRI pida perdón a la ciudadanía, primero por los casos de corrupción pero también «por no haber hecho lo suficiente» por ejemplo para que reducir el número de pobres en el país.
«El PRI tendría que pedirle perdón a la sociedad mexicana por no haber hecho lo suficiente, por no haber entendido que la confianza que le dio el electorado en 2012 era una confianza para hacer lo que sabemos hacer mejor, no sólo gobernar, que lo hacemos bien, sino impulsar los grandes cambios que requiere el país», subraya.
Sauri acepta que alrededor de 60% de los mexicanos dicen ahora que nunca votarían por el PRI, «hay un rechazo que rebasa la mitad de los posibles votantes, ese es un reto gigantesco».
Uno de esos lugares donde el rechazo fue aún mayor es Quintana Roo, donde en la pasada elección estuvieron cerca de perder el registro.
«En Quintana Roo si sólo hubiese sido elección de gobernador hubiéramos perdido el registro estatal, por primera vez en toda nuestra larga historia. Y el caso de Oaxaca es un caso también muy preocupante, es un estado que habiendo gobernado el PRI durante muchos años, que tuvo un gobierno de oposición y luego nuevamente del PRI, la votación a favor de Morena fue muy alta, alrededor de 60%, por cierto con menos de 40% de participación en un estado caracterizado siempre por una amplia participación electoral», explica.
–¿Ve traición?-, se le pregunta.
Y ella ataja: «Lo más fácil cuando hay una derrota es buscar traidores, si es posible ponerlos en la picota y fusilarlos. Esa salida facilona de los culpables nos impide hacer un análisis profundo de las causas que culminan con una derrota electoral».
Una de esas causas es que varios pasaron de sus filas a las de Morena. Y pone de ejemplo a los gobernadores electos en Tamaulipas e Hidalgo, quienes pertenecían al PRI y ahora son del partido guinda.
Para Sauri fue una decisión acertada la alianza de su partido con el PAN y PRD, pues ha mostrado resultados sobre todo en el ámbito legislativo donde el año pasado lograron impedir la mayoría calificada de Morena.
«Los tres partidos tienen la capacidad de hacer perder, tienen un porcentaje de votación que puede hacer muy difícil por no decir imposible el triunfo electoral del partido que sea mayoritario», asegura.
Y rechaza que el PRI esté en peligro de desaparecer: «Un partido que puede acreditar con resultados electorales alrededor de 18% de la votación nacional, no es un partido que hoy esté en vías de extinción, sin embargo Quintana Roo es un espejo muy poderoso para mirarnos, hay regiones del país donde la votación del PRI ha descendido en forma significativa, especialmente en aquellos estados donde se ha creado la hegemonía de Morena sobre la captación de cuadros del PRI».
Ahora Sauri ve que el presidente Andrés Manuel López Obrador quedará a deber sobre todo en su promesa de «primero los pobres», pues estos han aumentado en el sexenio. Y tiene un deseo sobre el próximo mandatario federal: «Yo espero que el próximo o la próxima presidenta no hable todos los días hora y media o dos horas, no sabe cómo aprecio el silencio ahora«.
Quien llegue a la Presidencia en 2024, anticipa la priista, recibirá un país con más ingobernabilidad y mayores rezagos que los de seis años atrás. Además de que habrá «una presidencia que no va a tener el carisma del presidente AMLO», por lo que le preocupa que quien llegue «intente emular» a López Obrador.
Por lo pronto, Sauri se queda en el PRI, ya sea para ayudarlo a regresar a la Presidencia a través de una coalición de partidos. O como ella dice: para cerrar la puerta y apagar la luz.