Si no pueden llegar a EEUU, cubanos quieren hacer de Mexico su hogar

Alrededor de 600 personas nacidas en la Isla quedaron varadas en Tapachula tras el anuncio del fin a la política «pies secos, pies mojados», sin poder llegar al vecino país del norte y en una situación crítica

Portavoz / Agencias

[dropcap]L[/dropcap]os cubanos varados en México tras la cancelación de la política «pies secos, pies mojados» analizan la posibilidad de pedir asilo si Donald Trump les sigue impidiendo el paso hacia su anhelado destino final en Estados Unidos, afirmó uno de los representantes de uno de los grupos que están detenidos en Tapachula, Chiapas.
La política «pies secos, pies mojados» estuvo vigente desde 1995 y consistía en que todo cubano que lograra llegar a suelo estadounidense podía pedir residencia permanente después de un año, pero los que fueran interceptados en el mar por la guardia costera eran regresados a Cuba.
Sin embargo, el presidente Barack Obama puso punto final a esta política el pasado jueves, lo que tomó por sorpresa a cientos de cubanos que estaban en tránsito por México para intentar cruzar la frontera norte.
Aunque hasta ahora no hay información oficial, se estima que hay alrededor de 600 cubanos varados en Chiapas y en la frontera norte. En un principio se señaló que había otro grupo en Veracruz, pero Tomás Carrillo, delegado del Instituto Nacional de Migración (INM), dijo a Infobae: «No tenemos ningún reporte de que esto esté sucediendo».

Nadie hace nada

Infobae pidió información a las oficinas centrales de INM; sin embargo, no se obtuvo ninguna respuesta.
De acuerdo con los procesos migratorios, los cubanos que se encuentren en situación irregular tienen que recibir un oficio para que regularicen su estatus migratorio o sean deportados.
«La gente está muy mal, de ánimos caídos porque nadie nos dice nada ni por el lado de Cuba ni las autoridades mexicanas. De los que estamos aquí —en el albergue—, mucha gente llora todos los días y siguen llegando más», dijo Norlan Brito.
En el albergue sólo se cuenta con un teléfono celular y la mayoría ha logrado comunicarse con familiares en Estados Unidos gracias a que en el templo les prestan un teléfono durante tres minutos diarios.
Norlan, quien vivía en La Habana, tiene familia en Estados Unidos, pero muchos de los que lo acompañan dejaron a sus parientes en Cuba.

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