Sin voluntad gubernamental, la Alerta de Violencia de Genero esta resultando inútil

Según datos del COVIMYN, cerca de cinco mujeres son asesinadas al mes, delitos que se mantienen impunes debido a que las autoridades estatales encargadas de proteger a las mujeres de la violencia de género se rigen por la corrupción

Elizabeth Marina / Portavoz

En los últimos cuatro años, 330 mujeres han sido asesinadas, 70 de ellas murieron el año pasado y a la fecha suman seis las que han sido ultrajadas, golpeadas, estranguladas y torturadas en el año.
Los estudios más recientes realizados por el Consorcio de Organizaciones por la Vida y Libertad de Mujeres y Niñas (Covimyn), indican que al mes, se cometen cerca de cinco feminicidios, lo que convierte a la entidad chiapaneca en un espacio pobre, exclusivo y desigual.
Nacer mujer, es sinónimo de peligro y vulnerabilidad, señala la coordinadora del Covimyn, María Teresa Olvera Caballero, quien consideró que en un estado excluyente y discriminatorio, de poco sirve tener activa una Alerta de Violencia de Género (AVG), ya que a seis meses de haber sido declarada aún no cuenta con acciones concretas que garanticen la seguridad de sus mujeres.
En entrevista, Olvera Caballero dio a conocer que el gobierno de Chiapas es ineficiente para defender los derechos de las mujeres e intervenir con mejores herramientas a los problemas de violencia de género, factores que se ven directamente reflejados en los seis asesinatos que se han cometido durante los primeros cuatro meses del año.
«No tenemos policías funcionando, no hay espacios seguros, no hay sensibilidad para hacer frente común contra la corrupción y la impunidad que existe, las mujeres se están muriendo en manos de sus propias parejas, de familiares, amigos y conocidos, y la problemática aún no se atiende».
Impulsadas por el alto índice de asesinatos y el incremento de violencia de género, distintas organizaciones de la sociedad civil realizan un diagnóstico profundo de la violencia contra mujeres y niñas con el objetivo de fortalecer la defensa de sus derechos y enfrentar con mejores herramientas a los problemas de violencia en Chiapas.
Como resultado, obtuvieron el diagnóstico denominado «La dimensión espacial y los rostros de los feminicidios en Chiapas 2012-2016», en el que destacan los principales motivos para asesinar que algunos feminicidas han revelado, siendo el temor de ser abandonados y los celos los más sobresalientes.
Aunque la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) no reconoce como feminicidio a todos los asesinatos violentos de mujeres, el diagnóstico puso al descubierto que del 2012 al 2016, cinco de cada 10 casos de homicidio doloso contra mujeres fueron tipificados como feminicidios en la entidad.

Con brutalidad, así las asesinan en Chiapas

Teresa Olvera asegura que el 90 por ciento de los feminicidios son cometidos por conocidos de la víctima (parejas o exparejas, parientes, amigos, compañeros de trabajo o escuela) factor que influye en el hecho que los asesinatos sean cometidos con extrema crueldad; pues cerca del 31.4 por ciento de las víctimas fueron asesinadas a golpes, el 21.4 por asfixia y el 12.4 por arma de fuego.
Aunque los datos del Covimyn arrojan que es en las zonas fronteriza –Sierra, Costa, Sonconosuco– y centro, donde se han cometido el mayor número de feminicidios, la coordinadora advierte que no hay un lugar, una edad o una fecha exclusiva para que un acto de violencia se lleve a cabo, por lo que dijo, es necesario que los protocolos de atención se hagan públicos y exista mayor seguridad para las mujeres.
«Los municipios de Tapachula, Suchiate, Pijijipan, Cacahoatán forman parte de los municipios con el mayor número de casos, mientras que en la zona metropolitana son Jiquipilas, Ocozocoautla, Cintalapa y Tuxtla Gutiérrez.»
Los datos anteriores han servido a las activistas y organizaciones civiles como sustento para exigir a las autoridades estatales –que tienen la responsabilidad de brindar prevención, tratamiento y protección a las mujeres en contra de la violencia de género– a diseñar políticas públicas más adecuadas contra el femincidio.

Necesario romper ciclos de violencia

Pese a que la misoginia es identificada como el principal factor que desencadena el feminicidio, la activista admite que la violencia es el resultado de un ciclo, y mientras las mujeres no reconozcan que se encuentran en eminente peligro al relacionarse con hombres posesivos o que identifiquen factores de riesgo en el trato desde los primeros meses de relación, el problema no podrá erradicarse.
«Los hombres deben aceptar que son celosos, que son violentos y que es necesario que lleven un tratamiento para poder controlar sus impulsos y las mujeres deben reconocer que su integridad corre peligro al estar al lado de un hombre así.»
Dijo que para dar solución a la violencia de género se necesita el trabajo coordinado entre mujeres, familias y autoridades, por esa razón, pidió a madres y padres estar al pendiente de lo que ocurre con sus hijos e hijas –principalmente si se encuentran en una relación amorosa– y a las autoridades a asumir su papel y no violar el debido proceso de prevención y atención de las víctimas.
«La mujer no es propiedad de nadie, no lo son las niñas, ni los niños y tampoco los hombres, todos somos seres independientes y debemos estar conscientes de ello, respetarnos y valorar la vida del otro.»

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