Productores alertan sobre el abandono del campo, la caída de cultivos esenciales y la falta de apoyos que agravan la crisis alimentaria regional
AquíNoticias Staff
En el Soconusco, la tierra dejó de hablar. El campo chiapaneco, que durante décadas sostuvo a miles de familias y alimentó a ciudades enteras, hoy agoniza en medio del abandono, el cambio climático y la ausencia de voluntad política.
Desde hace más de seis años, cultivos esenciales como el maíz, el café, la soya, la caña de azúcar, la palma de aceite y el plátano han sido abandonados. No por falta de manos ni de ganas, sino por falta de apoyo. Lo dicen los propios productores: más de 100 mil familias están en aprietos, atrapadas entre deudas, pérdida de cosechas y un sistema que los dejó solos.
Jorge Arroyo, productor de granos, lo resume con dolor: “Si el campo no produce, la ciudad no come”. Y en el Soconusco, el maíz se desplomó. La canícula arrasó más de 8 mil hectáreas en municipios como Tapachula, Frontera Hidalgo, Metapa y Mazatán. Los daños son devastadores, y hasta ahora no hay respuesta oficial.
Pero no es solo el maíz. César Ozuna, del Sistema Producto Oleaginosas, denuncia que la siembra de soya fue sepultada por el gobierno de la 4T. En cinco años, pasaron de 18 mil hectáreas sembradas a apenas 4 mil. “Nos quitaron todo: precios de garantía, apoyo de maquinaria, combustible. Así no se puede sembrar”.
Y eso no es todo. La falta de créditos institucionales ha empujado a los campesinos a pedir préstamos a intermediarios, a coyotes que pagan lo mínimo. “La economía regional está quebrándose desde el campo”, señala José Manuel Ovalle Sosa, líder ejidal.
Hoy, el Soconusco se alza en un reclamo silencioso, pero urgente. Porque sin campo, no hay comida, ni futuro, ni paz social.
Con información de Diario del Sur