Slo anuncios. Migrantes deportados niegan que el Gobierno los apoye

Jorge Castro permaneció 17 años en Estados Unidos, aprendió costura, carpintería y herrería, pero no ha conseguido ayuda para instalar un taller. Cuando lo dejaron en Tijuana traía sólo un centavo de dólar; «lo perdí todo, allá lo dejé todo». Ningún migrante se aleja de su lugar de origen y de su familia por gusto, dice Elías Conde, otro migrante

Agencias

[dropcap]J[/dropcap]orge Castro Catalán y Elías Conde Vázquez, son dos indígenas nahuas que vivieron por separado la experiencia de ser migrantes en Estados Unidos. El primero estuvo allá por 17 años y regresó sólo con los oficios que aprendió en el país vecino. Al segundo le fue regular, en sus diez años de migrante construyó su casa y mandó dinero para que sus hijos estudiaran.
Ambos consideran que en México no cuenta con oportunidades ni apoyo para que los migrantes que regresan se desempeñen en las habilidades u oficios que aprendieron, y así inicien sus propios negocios.
Elías y Jorge, entrevistados por separado en sus casas de San Juan Totolcintla, una de las comunidades nahuas del municipio de Mártir de Cuilapan, Guerrero, exportadora de migrantes y jornaleros agrícolas, coinciden en que las amenazas por la que atraviesan actualmente los migrantes en EU siempre han existido, pero la diferencia es que ahora es abierta, mientras que antes los gobernantes eran más tolerantes.
Ambos advirtieron que si se llegan a dar las deportaciones masivas, la situación se pondrá difícil en México porque no es verdad que el Gobierno apoye a los que regresan, «todo siempre se queda en anuncios», afirmó Jorge Castro.
Por sus múltiples habilidades, cuenta que le fue bien en EU, su problema fue una demanda que le presentó su pareja, por lo que estuvo preso durante mes y medio. Cuando se comprobó su inocencia salió libre, pero fue deportado y no le permitieron traerse lo que ya había adquirido, «lo perdí todo, todas las cosas se quedaron allá, eran dos carros, un taller de carpintería y maquinaria». Cuando llegó a Tijuana traía consigo un centavo de dólar.
Menciona que cuando llegó a San Juan Totolcintla pensaba instalar un taller de carpintería para elaborar muebles que estuvieran al alcance de todas las personas, pero que no contó con el apoyo del Gobierno y él no cuenta con los recursos suficientes para comprar la maquinaria que necesita y montar su taller.
«Aquí no hay recursos y no es verdad que haya apoyos del Gobierno. Hace un tiempo escuché que había ofrecimientos para proyectos productivos y metí mis papeles para instalar una carpintería, o un taller de costura más o menos grande de unas 6 o 7 máquinas para confeccionar ropa de buena calidad y a precios bajos, pero nunca me entregaron el dinero».
En cuanto a la amenaza de deportaciones masivas que viven actualmente los migrantes en Estados Unidos por el nuevo Gobierno de Donald Trump, Jorge refirió que las redadas siempre han existido, «simplemente que ahora lo están haciendo más visible, antes no era tanto así».
El exmigrante reprochó que no solamente hay ingratitud del país al que fueron a servir, sino también en el propio, «a ver yo, traje varios conocimientos, sé carpintería, sé herrería, soldadura, sé arreglar máquinas de coser, pero de qué me sirve en mi país, si no lo puedo explotar porque falta el apoyo del Gobierno y uno por más que quisiera, no puede, no tiene uno los recursos».

Los mexicanos hacen lo que los estadounidenses no pueden

A Elías Conde Vázquez le fue mejor, aunque también reconoce que ningún migrante se aleja de su lugar de origen por gusto, «sino por la situación en que nos encontramos y la necesidad de querer ayudar a la familia y sacarla adelante».
Relató que en su intento por cruzar a Estados Unidos fue testigo de cómo grupos criminales de México, asaltaron a otros migrantes que también buscaban cruzar a Estados Unidos y quedaron a medio camino, no pudieron lograr su objetivo.
Después se enfrentó al maltrato de los americanos. Sin embargo afirmó que cuando el migrante va con la mentalidad de sacar adelante a su familia y construir un patrimonio dejan ese tipo de actitudes de lado, «yo creo que nos llegamos a acostumbrar al trato que nos dan allá. Creo que el mexicano siempre tiene el aguante al mal trato».
Elías se fue a Estados Unidos en 1999 a los 18 años cuando solamente hablaba el nahua, y regresó en el 2010, hablando español y un poco el inglés.
Dijo que cumplió con su objetivo, «cuando yo estaba allá le mandaba dinero a mi familia, para que mis hermanos siguieran adelante con sus estudios, me construí mi casita de material, casi todos llevamos ese sueño y yo lo logré»
Expresó que son los mexicanos, y en general los migrantes de otros países, los que sostienen a Estados Unidos, e insistió en que es injusto el trato que están recibiendo con el nuevo Presidente.
Indicó que si el Gobierno de Trump cumple con la amenaza de deportar masivamente a los migrantes, éstos no van a encontrar oportunidades de empleo aquí, porque no es verdad que el Gobierno los vaya a apoyar, «si le interesáramos no nos dejar ir, daría oportunidades de empleo, apoyaría con proyectos, crearía programas para arraigar a la gente, sobre todo en los pueblos indígenas, pero no lo hace», concluyó.

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