El académico de la Facultad de Medicina de la UNAM Antonio Soda Merhy comentó que los cubrebocas convencionales deforman la voz, disminuyen los decibeles e impiden que se puedan leer los labios
Lucero Natarén / Aquínoticias
Si bien el cubrebocas correctamente utilizado ha contribuido a disminuir el número de contagios de COVID-19 al frenar las microgotas que se producen al toser, también ha restado herramientas de comunicación a las personas con problemas de audición, indicó el académico de la Facultad de Medicina de la UNAM, Antonio Soda Merhy.
«Y es que la mascarilla «deforma» la voz y disminuye los decibeles a los que nos escuchan; aún más, impide ver la boca y la expresión facial, fundamentales para que alguien con disminución auditiva pueda leer los labios o entender mejor a su interlocutor. Su empleo se convierte en desventaja laboral, escolar y de relación con otros seres humanos», alertó.
Ante esta situación en la cual no se puede prescindir de la mascarilla, el experto universitario sugirió que para que no se convierta en un obstáculo en la comunicación para las personas con debilidad auditiva, se pueden diseñar en México cubrebocas con una ventana de material transparente a nivel de la boca con el fin de que se puedan leer los labios
«De hecho, ya se utilizan en España en la comunidad silente. Son herramientas que se van creando para tratar de sustituir una baja auditiva que se acentúa con la mascarilla, y tratar de que no sea así».
