En la plataforma de Netflix se puede ver la serie documental «Maradona en Sinaloa»
Sandra de los Santos / Aquínoticias
Debo de confesarlo uno de mis grandes gustos culposos es ver el fútbol. Cuando hay largas jornadas de trabajo, en donde la realidad nos rebasa me basta parar unos minutos y buscar en internet los goles de Pelé o Diego Armando Maradona para que los astros se me alineen.
«El cebollita» me llama la atención por diferentes razones. La vida de excesos de un jugador que tocó el cielo, que 10 mil almas coreó su nombre en un estadio. Maradona que se quedó solo el día en que dio positivo en el antidoping, el mismo hombre que salió en hombros de un estadio; pero que también fue sacado a rastras del mismo lugar en un mundial; que pateaba el balón como ninguno, y que terminó caminando torpe en la cancha, a quien la vida le dio un sinfín de oportunidades para volver hacerse, hasta que ayer falleció a los 60 años de edad.
El año pasado vi la serie documental de «Maradona en Sinaloa», que habla del paso que tuvo el jugador como director técnico de los Dorados de Sinaloa.
En una de las escenas de la serie aparece el jugador cantando el himno de Napolés en italiano a lado de él está el presidente del club dorados de Sinaloa, José Antonio Núñez. Van en el autobús con el equipo de fútbol rumbo a San Luis Potosí a disputar la final con toda la esperanza de ganar el título. A Maradona se le ve feliz, extasiado recordando sus momentos más gloriosos «imagínate 10 mil almas cantando eso mientras salíamos a la cancha» le dice a José Antonio y el «número 10» se queda cantando, recordando.
Jamás lo dice en el documental, pero tal vez por esos tiempos gloriosos es que aceptó ser director técnico en un equipo de segunda división en México, por la esperanza de que se repitiera la historia. «El pelusa» salvó al Napolés de caer en el descenso en los 80´ y aspiraba a hacer una hazaña semejante con «los dorados». Entre más grande es el reto mayor la gloria.
Los capítulos de la serie documental no tardan más de 35 minutos cada uno y algunos de ellos podrían pasar como un episodio de la serie Club de Cuervos, que también habla de fútbol, así de surreal y cómicos se vuelven algunos momentos del Argentino en su paso en Sinaloa. El propio presidente del equipo de Sinaloa se convierte en muchos momentos en un «Chava Iglesias».
La serie está lejos de ser una oda a Maradona, más bien dibuja al personaje, lo hace terrenal, con sus idas y venidas, capaz de enloquecer por el resultado de un partido, pero también terminar diciendo: «en desgracia están quienes no tienen qué comer o dónde dormir, esto solo es fútbol». Lo muestra volátil, pero también querendón y divertido. Capaz de enfadarse con niños que le piden un autógrafo, pero también de bailar salsa a la mitad de la cancha. Las personas, finalmente, no son blanco o negro, están en medio de todo eso y muchas de ellas se quedan en el umbral aunque les digan «dios».