Tatuarse, un tabú convertido en un estilo de vida

Más que una moda o una tendencia, se han ido transformando en una cultura que cada vez se impregna de manera más profunda entre las y los chiapanecos, sin diferenciar géneros y edades, clases sociales ni estilos de vida

Elizabeth Marina / Portavoz

[dropcap]N[/dropcap]ubis lleva tinta en la venas, desde los 15 años es amante de los tatuajes, la pintura y el diseño. Y aunque su título lo reconoce como un arquitecto, tiene más de 17 años creando historias en la piel. El sonido de las agujas en acción es parte esencial de su vida, su experiencia y trabajo lo respaldan pese a ser uno de los tatuadores más jóvenes de Chiapas.
Para Nubis, cuyo nombre real es Julio César de la Cruz, los días en el estudio no son tranquilos, los tatuajes son más que una moda y el negocio crece día a día.
La primera en llegar es una joven de aproximadamente 20 años, está nerviosa… toma asiento, respira profundo y oprime con fuerza la mano de su acompañante, los gestos en su rostro dicen más que mil palabras. El dolor crece mientras la tinta se impregna en la piel.
No hay tiempo para distracciones, la concentración y el pulso son básicos, y es que un solo error podría dejar una huella indeleble.
En un tatuaje no existe el «borrón y cuenta nueva», cada aguja puede ingresar al cuerpo entre 50 y 3 mil veces, perforando la epidermis y colocando la tinta sobre la dermis, un mecanismo similar al de una máquina de coser antigua; es decir, va marcando las pulsaciones conforme el operador pedalea.
«Las agujas son mis pinceles y yo tengo que hacer la mejor pintura que haya hecho en mi vida, estoy consciente que cada piel llevará mis diseños de por vida, y no hay espacio para errores, no existen en el tatuaje pero tampoco hay arrepentimiento y quien haya decidido hacerse uno, debe ser consciente de que no hay marcha atrás.»
Por ello, es importante estar consciente que tatuarse no es un juego y que las únicas alternativas para «borrar» un tatuaje son caras y dolorosas.
«Solo existen tres alternativas: remover el tejido que deja una cicatriz bastante extensa, el láser que es de las opciones más costosas e igual de dolorosa, o bien, cubrir el tatuaje con uno nuevo; vienen muchas parejas a hacerse tatuajes juntos, y son los que más se arrepienten a los tres o cuatro meses me visitan para que cubra el error con tinta nueva».

Cero tabúes

Asociar el tatuaje con la delincuencia o la calle es cosa del pasado, pues quienes más frecuentan el estudio no son hombres sin oficio ni beneficio, por el contrario son mujeres profesionistas de entre 18 y 30 años.
«Las más aventadas son las mujeres, y jóvenes. Ellas saben lo que quieren, quizás se hacen trabajos menos elaborados pero no dudan en lo que se harán ni mucho menos se arrepienten.»
En su experiencia, este joven tatuador ha observado que psicólogos, chefs y doctores tienen un gran gusto por los tatuajes, «son los mejores clientes». De hecho, asegura que desde hace aproximadamente seis años, el número de tatuajes realizados a personas con estos perfiles va en aumento.
En cuanto a las personas que se arrepienten explica que la edad es un factor importante y determinante.
Las partes del cuerpo que más se tatúan las mujeres son las muñecas y las pantorrillas, mientras que los hombres prefieren hacerlo en los brazos, espalda y costillas. Los tamaños y diseños también varían de acuerdo al género, Nubis asegura que las mujeres prefieren estilos pequeños y discretos aunque con un gran significado, mientras que los hombres que optan por diseños más trabajados y con muchos colores, especialmente rostros.
La resistencia al dolor no la determina el género y tampoco de la edad, muchas veces depende del lugar donde se colocará el tatuaje y el diseño, ya que ello define qué tipo de aguja utilizará el artista según el acabado que el busque imprimir, aunado a que algunos ingresan la aguja con más fuerza o más profundidad.

Riesgos

Si bien, el tatuaje es un accesorio de la piel, también es necesario conocer cuáles son sus riesgos ya que pueden ir desde pequeñas infecciones en la herida hasta enfermedades que pueden poner en riesgo la vida.
Nubis recomienda buscar al tatuador idóneo para poner en sus manos esta responsabilidad ya que, asegura, existen charlatanes o personas sin experiencia que terminan haciendo un mal trabajo, que en el mejor de los casos dejará un tatuaje feo o con marcas poco estilizadas pero, en escenarios menos favorables, también existe la posibilidad de quedar con cicatrices imborrables o contraer VIH o hepatitis.
Por lo anterior, aconseja realizar una visita previa al estudio, investigar quién es el artista y qué otros trabajaos ha hecho, y sobre todo: no dejarse llevar por el precio. «Lo barato sale caro, eso siempre lo tienen que recordar, es necesario que no se dejen llevar por algo así, recuerden que es algo que tendrán por el resto de su vida».

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