Eliminar residuos sanitarios a través de retrete es la mejor forma de evitar focos de infecciones, no obstante, tiene sus límites. Aprende lo que se vale y lo que no en esta diaria práctica
Lucero Natarén, Marco Aquino / Aquínoticias
En las últimas décadas, a partir de la construcción del sistema de drenaje se sabe que los inodoros son la opción más higiénica para la eliminación de desechos sanitarios. En el caso del papel higiénico, este no se mantiene a lado del usuario, sino que se deposita en el retrete y este se degrada casi de manera instantánea por la fuerza del agua. No obstante, aún se mantiene un rezago en esta importante práctica.
De acuerdo a un sondeo elaborado por Aquínoticias, ocho de cada diez chiapanecos en zona rural aún utiliza un bote dentro del baño para tirar su basura. Lo cual es un foco de infección para quienes hacen uso del sanitario, según investigadores de la UNAM, aun se ejerce esta practica ya que cuentan con fosas sépticas.
Para la eliminación de residuos sanitarios en sitios rurales, la ciudadanía opta por dos opciones: la quema al aire libre, -liberando partículas contaminantes-. Y, la otra forma es enterrándolos, -con el riesgo de que las toxinas lleguen a los mantos acuíferos-. Mientras que, en Tuxtla Gutiérrez, siete de cada diez personas deciden tirar el papel a través de los recolectores de basura, de acuerdo con dicho sondeo.
Pese a que el retrete es útil para la eliminación de desechos, no todo es válido. Las toallitas húmedas son uno de los artículos que bien sea por su parecido al papel higiénico u otras cuestiones termina perjudicando a los sistemas de saneamientos de aguas residuales. El caso es que, aunque se usen como tal no son papel higiénico, sean o no biodegradables, no se descomponen en el agua, y mucho menos a la misma velocidad que la celulosa del papel higiénico.
Por otro lado, se ha reportado que, en algunos casos, la eliminación de desechos a través del sanitario la han llevado al extremo, introduciendo objetos que no pueden ser degradados por el mismo, un claro ejemplo ocurrió en la Facultad de Humanidades de la Unach, en Tuxtla Gutiérrez, donde, de acuerdo a personal de la institución, debido al mal manejo de las toallas sanitarias depositadas en el inodoro, el sistema de drenaje resultó colapsado.
Qué no debe tirarse por el retrete
Toallitas, pañales, compresas, tampones, algodones ni preservativos: éstos son los productos que con mayor frecuencia se vierten y que mayores atascos ocasionan en los sistemas de saneamiento.
Amoníaco y lejía: son sustancias muy contaminantes para el medioambiente. En el caso de verterlos en el váter, lo mejor es asegurarse de que estén bien diluidos en agua.
Detergente: contiene fosfatos que en contacto con el agua pueden favorecer la proliferación de algas en prejuicio de otros seres vivos y el coste de eliminarlas es muy elevado.
Aceite: se forman bolas de grasa que pueden generar atascos, además a las depuradoras les resulta muy complicado separarlo del agua, por lo que termina siendo vertido en el entorno natural. Peor aun cuando el aceite proviene de la automoción.
Cigarros o colillas: No se degradan con facilidad y lo más seguro es que se queden flotando sobre el agua durante un rato largo. Necesitará más de dos descargas de la cadena para que puedan ser perdidos de vista, es decir unos 8 litros fácilmente. Todo ello unido a la cantidad de químicos que libera un cigarro en la red de aguas fecales.
Seres vivos: que los peces sean un animal acuático no implica que cuando mueran debamos depositarlos en el interior de la taza y tirar de la cadena.
Medicamentos, productos de cosmética y drogas: todos ellos pueden generar alteraciones en el desarrollo de los organismos vivos que estén en contacto con las aguas en las que sean vertidos, llegando incluso a generar problemas genéticos y disfunción sexual.
Pinturas y otros productos químicos: lo mejor es depositarlos en un punto limpio, en sus envases originales y a ser posible con su correspondiente tapadera. Los productos químicos por los que están compuestos son altamente contaminantes.
Residuos orgánicos: para ellos está el cubo de basura.
Tubos de papel higiénico desechables: que pese a que aparentemente son biodegradables tardan mucho tiempo en descomponerse.