Trabajo domestico, una labor discriminada hasta por el mismo gobierno

La mayoría de las empleadas domésticas son de escasos recursos, tienen bajo nivel educativo, provienen de comunidades marginadas, son menores de edad (la mayoría empieza a trabajar antes de los 18) y la ley no obliga a sus empleadores a reconocerlas

Fujiko Yamasaki / Portavoz

[dropcap]P[/dropcap]or años el trabajo doméstico ha pasado inadvertido ante la sociedad pues quienes lo desempeñan, generalmente mujeres indígenas o empobrecidas, no cuentan con salarios bien remunerados ni gozan de beneficios médicos, por si fuera poco, muchas veces son víctimas de maltratos.
Con la intención de colocar en la agenda pública su situación de discriminación sistemática y llamar la atención ante la indiferencia social, los movimientos sociales y organizaciones de trabajadoras del hogar consideran el 30 de marzo como el Día Internacional de las Trabajadoras del Hogar.
En 1988, en Bogotá, Colombia, tuvo lugar el primer Congreso de Trabajadoras del Hogar, donde se conformó la Confederación Latinoamericana y del Caribe de Trabajadoras del Hogar (CONLATRAHO), y se instituyó esta fecha conmemorativa y de reivindicación de los derechos de este sector.
En México existen cerca de 2.2 millones de personas se dedican al trabajo del hogar, de acuerdo con la Encuesta Nacional de Condiciones Laborales de las Trabajadoras Domésticas, realizada en el 2015 por el Consejo Nacional para Prevenir la Discriminación (Conapred).
De esa cifra, el 51 por ciento no cuenta ni siquiera con educación básica, por lo que ignoran cuáles son sus derechos y con quién acudir cuando son maltratadas, es por ello que sólo una de cada 10 presenta una denuncia ante las autoridades.
Según la misma encuesta, muchas de estas trabajadoras se enfrentan al acoso sexual, golpes, despido injustificado, acusaciones falsas de robo, humillaciones, accidentes de trabajo sin recibir atención médica, inclusive se les llega a prohibir hablar en lengua indígena.
Los datos obtenidos por Conapred indican que Tuxtla Gutiérrez es la ciudad donde más menores de edad se contratan como empleadas domésticas; en promedio perciben un salario de 728.29 pesos semanales y un aguinaldo de mil 516.67 pesos.
Cabe señalar que el 67 por ciento de las trabajadoras que llegan a la capital chiapaneca provienen de otros lugares y casi la mitad habla alguna lengua indígena.
Respecto a los principales motivos por los que se emplean en el trabajo doméstico, la encuesta precisa que a nivel nacional son: la necesidad económica y los factores de pobreza (81 por ciento) seguido de la falta de estudios (19 por ciento).
Las cifras de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo realizada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) determinan que en México, menos del uno por ciento de las trabajadoras domésticas son las que cuentan con un contrato de trabajo por escrito que les garantiza el acceso a prestaciones básicas –que incluso son reconocidas legalmente­ como el aguinaldo y las vacaciones.
Respecto de los ingresos y de acuerdo con estimaciones del INEGI, las trabajadoras del hogar ganan en promedio 21 pesos por hora. En estados como Oaxaca y Chiapas los salarios sólo llegan a 10 pesos por hora.
De cada 10 mujeres que laboran como empleadas del hogar 8 son madres y 1 de cada 3 es madre soltera, casi todas sin acceso a guardería, por lo que además de realizar las labores domésticas deben cuidar a sus hijos, y mientras trabajan los dejan al cuidado de alguien más.
Hasta la fecha se ha certificado este empleo en trece países como Uruguay, Nicaragua, Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica, República Dominicana, entre otras, sin embargo, las autoridades gubernamentales mexicanas se han negado a firmar el Convenio 189 de la Organización Internacional del Trabajo (OIT) donde se reconocen los derechos de estos trabajadores, a pesar de una decena de exhortos hechos por el Senado para que se haga.
«Las trabajadoras del hogar no tienen un gobierno que las represente porque para los gobernantes son nadie. México no ha aprobado el Convenio 189 de la OIT que forzaría a que contaran con seguridad social, pensión y contratos de trabajo porque, dicen, nadie presiona por esa demanda. Y, sin embargo, son la prueba palmaria de la desigualdad en nuestro país.», menciona el investigador e integrante de la Asamblea Consultiva del Conapred, Ricardo Raphael.

Unidad en Chiapas

María Josefa Díaz Martínez, una mujer tsotsil, originaria de la comunidad de Tzajalá, en el municipio de Teopisca, al igual que miles de trabajadoras domésticas fue víctima de violencia, maltratos y acosos sexuales.
Luego de que fallecieran sus padres, fue contratada para ir a trabajar a Tuxtla Gutiérrez, lo que hacía desde las 6 de la mañana hasta 8 de la noche de lunes a domingos, sin ningún descanso y alimentándose de las sobras de comida. Tenía 11 años de edad cuando inició.
Después de cuatro años de violencia, decidió ir a San Cristóbal de Las Casas para buscar una mejor oportunidad, algo que tampoco encontró.
Después de vivir en soledad la violencia de sus jefes, decidió unirse con otras mujeres que también trabajaban como empleadas del hogar y que habían padecido maltratos, para alfabetizarse y así formar el primer Colectivo de Empleadas Domésticas de los Altos de Chiapas (CEDACH).
Actualmente luchan contra las injusticias hacia las trabajadoras domésticas brindando programas de alfabetización e información sobre derechos laborales en relación con salarios justos, cálculo de aguinaldo, vacaciones y días de descanso.

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