Las precampañas electorales, ahora sí, han iniciado. Lo que se vio antes: espectaculares, afiches, paredes pintadas, mítines, publicidad de todo tipo, a cualquier hora y en todo lugar, fue para ser nombradas coordinadoras de Defensa de la Cuarta Transformación o del Frente Amplio, según fuera el caso. Mientras eso ocurría, en las filas de los partidos políticos, sean el gobernante y su coalición, o en la oposición, todos estaban bastante disciplinados. Ya no más.
La polémica y conocida alcaldesa de Cuauhtémoc, en la Ciudad de México, Sandra Cuevas Nieves, contrario a lo que pasaba en fechas pasadas mientras se resolvía el tema de las nominaciones a la precandidatura presidencial del bloque opositor integrado por los partidos Acción Nacional, Revolucionario Institucional y de la Revolución Democrática, en una conferencia de prensa sacó los trapos al sol de las negociaciones para las candidaturas.
Los viejos aliados se volvieron enemigos. La razón: la imposibilidad que, en esos partidos, ella tiene para ser candidata a la jefatura de Gobierno de la capital mexicana. Cuevas expresó que habían dados cargados en favor de una persona. Paradójicamente, el discurso de la democracia interna que enarbolan estos partidos no se concretó en la nominación para la (pre)candidatura a la posición Ejecutiva simbólicamente más relevante después de la Presidencia de la República.
Sus declaraciones no fueron amables: acusó a un dirigente de entrevistarse con ella en estado de ebriedad y a otro de ser capaz de “vender hasta a su madre”. Esta es la política real. La de las declaraciones encendidas que dan cuenta del fracaso de negociaciones, de vetos existentes y de la incapacidad para articular un proyecto sostenido más allá de las cúpulas de los partidos.
No sorprende que, en este caso, la alcaldesa de Cuauhtémoc diga cosas así. Otros políticos con aspiraciones frustradas se han comportado de forma similar. Aunque destaca que la disciplina partidista se ha mantenido, no sin alguno que otro raspón, en el partido que en la actualidad gobierna la CDMX. Hoy más que nunca, la frase “el que se mueve no sale en la foto” está vigente para los acuerdos, pactos y concertaciones que se dan en el que hoy parece ser es el “partidazo”.
Por su parte, la oposición acusa desorganización e incapacidad para procesar conflictos sin generar rupturas. Es una mala señal en un momento en el que la información de casas encuestadoras registra que su intención de voto es menor a lo que se esperaba. Por supuesto, el destino no está marcado.
“Quien se enoja, pierde”, dice otro refrán, y en política mucho tiene de razón, pero hay que ver qué se gana con las muestras de irritación o ira.
Cuevas ya denunció los tipos de acuerdos que se tejen en la Ciudad de México. Son lamentables, por supuesto. Al parecer, para estar en una boleta se requiere someterse a la vileza o ser parte de la degradación. La ciudadanía merece más.