En México la incidencia es baja comparada con otros países, pero ocupa el tercer sitio en cuanto a resistencia a los antimicrobianos para tratarla
Lucero Natarén / Aquínoticias
La tuberculosis sigue siendo una de las enfermedades infecciosas crónicas más frecuentes y mortíferas del mundo. Cada día aproximadamente 4 mil personas pierden la vida debido a este padecimiento; en promedio, 28 mil la contraen, de acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS).
La incidencia en México es baja comparada con países de Oriente o India, sin embargo, la académica de la Facultad de Medicina de la UNAM, Antonia Isabel Castillo Rodal explica que, la nación ocupa el tercer lugar en cuanto a resistencia a los antimicrobianos destinados a tratarla. «Sucede por factores propios de la bacteria, genéticos del individuo y por falta de apego al tratamiento».
En México, en 2019, la Secretaría de Salud federal reportó que la tasa de mortalidad fue de 1.59 por cada 100 mil habitantes. Pese a ser una enfermedad antigua, señala la académica, no se ha tenido la capacidad de erradicarla.
«Tal vez su incidencia disminuiría de manera considerable, pero pensar en erradicarse es difícil porque el mayor número de casos se presenta en las personas más desfavorecidas, con pocas vías de comunicación, menor acceso a la educación y falta de higiene, por lo que llegar a esas poblaciones es complicado, aunque no imposible», agrega.
Prevenible y curable
Castillo Rodal indica que existe una manera de controlar la tuberculosis y reducir su incidencia de manera importante, incluso prevenirla: «Tenemos una vacuna que protege de las formas más graves de tuberculosis (meningea y miliar); en el caso de la pulmonar, solo 50 por ciento de estos casos podría evitarse con la única vacuna antituberculosa que existe, la BCG (Bacillus de Calmette y Guérin), que reciben lactantes y niños pequeños».
La especialista asegura que 80 por ciento de los casos son a nivel pulmonar, el resto se registra en otros tejidos (ganglios linfáticos, riñones, huesos, articulaciones, etcétera); en cualquier caso, el tratamiento es el mismo, es gratuito y puede curar hasta 99 por ciento de los casos si hay apego al mismo durante los seis meses indicados. Asimismo, la terapia farmacéutica debe ser controlada y estrictamente supervisada para asegurar que el paciente cumpla con la prescripción.