Tubo de ensayo / Rene Delios

Hay una clara tendencia en las redes en destacar lo malo de las administraciones gubernamentales; hacer lo contrario inmediatamente pone al emisario como eso: boca del gobierno de acuerdo a los que participan en las redes sociales, que incluso llaman a los periodistas «chayoteros» cuando caen en reconocimientos o exposiciones de «lo bueno» de un gobierno o funcionario que, sin menoscabo, deben hacerlo porque para eso le paga el pueblo con sus impuestos, los que por cierto si no pagas a tiempo, te atañe tu «crédito» correspondiente ante hacienda.
La otra es ¿Cómo destacar lo bueno si no se alcanzan las metas propuestas en campaña por los señores que hoy nos gobiernan?
Desde el presidente de la República, pasando por gobernadores y presidentes municipales, nada más no cumplen sus promesas de campaña, y contrario a eso la vida se sigue complicando -no solo encareciendo- en el país, y para colmo, tenemos gobiernos que no tienen el varo para solucionar ni siquiera sus compromisos con los prestadores de bienes y servicios que contratan, y eso que es mediante requerimientos administrativos muy precisos, que llaman licitud.
Al decir en los gobiernos los medios o la opinión pública solo destaca lo malo, no lo bueno. El problema es que lo bueno es poco y lo malo pues no se soluciona, sigue ahí causando daño, como un grano infectado.
La referencia de escándalos en que caen en la clase política es motivo hasta de burla en las redes sociales, deslizando la gravedad de algo latente: la descomposición o mala calidad de la política en el país, que repercute en todo el ejercicio administrativo, con la consecuente merma al erario y mala calidad de lo «brindado» al sector destinado.
No se equivocan los que insisten en que año con año hay programas para esto y aquello, desde talleres de señoras solteras hasta dinero directo al campo y sigue lo mismo: pobres resultados.
¿Por qué?
¿Cuántos sexenios se ha invertido en el campo? por ejemplo, ya ni se diga en la educación en tema de moda, y los resultados son verdaderamente desastrosos.
Ante eso, lo malo, que es más ¿cómo destacar lo bueno?
La credibilidad popular en los gobiernos está en su más bajo nivel histórico y no es posible revertir eso con notas nimias de cosas buenas, ante el peso abrumador de lo malo.
Como que se tienen que enfocar en corregir lo malo para que todo sea bueno, y hablar bien de las cosas de éste país, digo.

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