Tubo de ensayo / Rene Delios

El problema de con los gabinetes no es que los funcionarios sean ineficientes, sino que quienes los designaron, reconozcan públicamente que se equivocaron con ellos.
Muchos fueron los que se sorprendieron por el nombramiento como procuradora general de la República de Arely Gómez González, y esperan mejores resultados de su ex compañero de escaño, Raúl Cervantes Andrade, quien la relevó recientemente por orden presidencial.
La señora Gómez se fue a la titularidad de la Secretaría de la Función Pública.
Esa secretaría no funciona; no cumple en nada su objetivo: ha sido un elefante blanco desde su creación en el gobierno de De la Madrid. Es más ha estado acéfala casi todo el sexenio como sinónimo de su importancia o valía, y ha estado a cargo de encargados, hasta que llegó ahora Arely Gómez.
Pero no es la única que ha estado en el sexenio en varios cargos: el Ejecutivo movió a la secretaria de Turismo, Claudia Ruiz Massieu, a titular de Relaciones Exteriores. Y bueno, el «mil usos» José Antonio Meade, ya estuvo en la Secretaría de Relaciones Exteriores, la de Desarrollo Social y ahora despacha en Hacienda.
Asu; ha de ser un genio: huele a presidenciable.
Pero le seguimos: Rosario Robles Berlanga, de la Secretaría de Desarrollo Social a la Sedatu; en sustitución de Jesús Murillo Karam, quien antes estuvo en la Procuraduría General de la República.
Juan José Guerra Abud, inició como secretario del Medio Ambiente, y fue enviado a Italia como embajador y lo mismo sucedió con Enrique Martínez y Martínez, secretario de Agricultura al inicio y quien ahora se encuentra en misión diplomática en Cuba, bajo el sol.
Tenemnos también la cosa en el llamado gabinete ampliado: José Antonio González Anaya comenzó como director del Seguro Social y hoy es director de Pemex; Mikel Arriola era el titular de Cofepris y hoy despacha como director del IMSS, José Reyes Baeza fue el titular de FOVISSSTE y ahora funge como director del ISSSTE, mientras que Enrique Ochoa Reza, segundo director de CFE es dirigente nacional del PRI, que sin formar parte del gabinete es visto como una paraestatal de los gobiernos priístas.
Ya la sabe lo escrito por Paz años ha: el PRI es un partido, pero a la vez es una institución; por un lado el presidente por el cargo es su más destacado priista, y por otro, por el cargo es su patrón al ser institución. Es por éste por dónde el presidente ejerce su mayor poder: elegir a su sucesor (El rompimiento del arca de la alianza/ La Jornada).
Es observable que en algunas dependencias del gobierno peñista ha habido demasiados cambios, como que no ha encontrado los quienes, pero eso repercute o comprende problemas en la ejecución de los programas mismas.
Mover a un director de área a nivel federal es problema, ya ni se diga a un secretario: todo un nuevo equipo se asoma, y con ello, la revisión de lo que dejan por los que llegan, y retraza todo.
Eso ha pasado en SEDESOL, por ejemplo, en lo que a la fecha van tres secretarios.
La dependencia de mayor apoyo social, imagínense.
Ha y otra, sensible: la Comisión Nacional de Seguridad; van tres: Manuel Mondragón, Monte Alejandro Rubido y Renato Sales Heredia.
De acuerdo a un estudio reci8en, si es que no pasa algo en éstos días de asueto, los que quedan del gabinete original son los de Gobernación, Miguel Osorio Chong; Energía, Pedro Joaquín Coldwell; Defensa, Salvador Cienfuegos; Marina, Vidal Soberón, Trabajo, Alfonso Navarrete Prida y Economía, Ildefonso Guajardo. De todos esos solo Osorio tiene olor a pino.

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