Este municipio, parte de la región Soconusco de Chiapas, se erige como un testimonio viviente de sus raíces olmecas y mayas, con una economía marcada por el cacao ancestral y una cultura que fusiona tradición y modernidad
Aquínoticias Staff
Tuxtla Chico, un municipio de la región Soconusco, es más que un punto geográfico; es un reflejo de la historia viva de Chiapas. Fundado el 3 de octubre de 1685 y conocido como “Lugar de los Conejos” por su nombre náhuatl Toch-tlan, este sitio ha sido testigo de la evolución cultural desde tiempos prehispánicos hasta la actualidad. Alfredo Castaño, secretario de Turismo local, en entrevista para Diario de Sur, destaca que su importancia como centro ceremonial y comercial lo posicionó desde sus inicios como un bastión estratégico de las civilizaciones olmeca y maya.
“La identidad de Tuxtla Chico es única porque, a pesar de la colonización española, el pueblo supo integrar elementos europeos sin perder sus tradiciones. Hoy, sus fiestas, danzas y la artesanía local son una mezcla de ese sincretismo cultural”, apunta Castaño. Las festividades en honor a la Virgen de Candelaria, por ejemplo, no solo reúnen a la comunidad, sino que atraen a turistas de todo el país gracias a sus procesiones, danzas y alfombras de aserrín que decoran las calles, perpetuando prácticas que datan de siglos.
El Cacao: el alma de la economía y la cultura
El cacao es, sin duda, el motor que mantiene vivo el pulso de Tuxtla Chico. Con un legado que remonta a sus ancestros, la producción y elaboración de chocolate artesanal se ha convertido en un símbolo de identidad. “Es más que una fuente de ingresos; es una tradición que enriquece a las familias locales y fortalece la historia de la región”, afirma Castaño. Las estadísticas demuestran que Chiapas aporta el 68% de la producción nacional de cacao, y gran parte de ello proviene de municipios como Tuxtla Chico, donde se cultiva siguiendo métodos ancestrales que aseguran la calidad y preservan el legado cultural.
Este municipio no solo abastece al mercado local y nacional, sino que ha conquistado mercados internacionales, llegando a exportar chocolate a Europa y otras partes del mundo. Este logro ha elevado la reputación del municipio, que se posiciona como un ejemplo de sostenibilidad y tradición en el mundo de la producción agrícola.
Una herencia cultural inquebrantable
Las celebraciones en Tuxtla Chico, como el Día de Muertos y las Villas Navideñas, resaltan su título de Capital Cultural del Soconusco. Sus calles se llenan de color y música, perpetuando relatos místicos y leyendas que han sido transmitidos por generaciones. “El municipio es cuna de poetas, escritores y maestros que han llevado su nombre más allá de nuestras fronteras. La poesía y los relatos místicos son una parte esencial de nuestra identidad”, enfatiza Castaño.
No se puede hablar de Tuxtla Chico sin mencionar la zona arqueológica de Izapa, un sitio clave que fue un centro ceremonial, político y religioso por casi mil años. Según la arqueóloga Maritza Morales, “Izapa no solo es una ventana al pasado; es la evidencia del profundo conocimiento astronómico y artístico de los pueblos prehispánicos del Soconusco”. Sus estelas y estructuras son testimonio del desarrollo cultural que influyó en civilizaciones posteriores, como los mayas.
Impacto en la región y proyección internacional
La influencia de Tuxtla Chico no se limita a su historia o su cacao. Su relevancia como centro cultural ha impulsado proyectos turísticos y económicos que buscan fortalecer la identidad local mientras se expanden las oportunidades de desarrollo. Datos de la Secretaría de Turismo de Chiapas indican que las festividades y eventos culturales del municipio atraen a miles de visitantes anualmente, contribuyendo al crecimiento económico de la región.
Castaño concluye: “Tuxtla Chico es un lugar donde el pasado y el presente coexisten, donde cada elemento cultural y cada semilla de cacao cuentan una historia. Esa es nuestra fuerza y nuestro legado”.
Con información de Diario del Sur
Galería:
Foto de alfombra: Luis Adan Velez Contreras
Foto de árbol: Oscar Hernández
Foto de fuente: Carlos Manuel Citalán Marroquín
Foto de iglesia: Jesús G. Ramírez