El centro de la ciudad capital no luce vacío, negocios de todos los giros -esenciales y no esenciales- siguen abiertos, ciudadanía sale de compras en familia sin ninguna protección
Ana Liz Leyte / Aquínoticias
«Se sienten con valor, pero en mi caso es obedecer las reglas, miedo no tengo, pero considero que debemos obedecer por sí o por no», dijo un adulto mayor quien es «empacador voluntario» en una tienda de exportaciones en el centro de Tuxtla Gutiérrez.
En un estado con más del 70 por ciento de su población viviendo en pobreza, pedir que por más de un mes se queden en sus hogares sin salir, resulta prácticamente imposible, pues mucha gente tiene que salir todos los días a trabajar, de lo contrario, no tendría dinero para alimentar a su familia.
Otro importante porcentaje de la población, es quien debe salir a comprar los alimentos y productos esenciales para sus hogares, pagar algunos servicios o acudir a centros bancarios, sin embargo, lo hacen sin protección alguna.
El centro de la ciudad capital no luce vacío, negocios de todos los giros -esenciales y no esenciales- siguen abiertos, ciudadanía sale de compras en familia sin ninguna protección, el transporte público sigue ofreciendo el servicio de manera normal y sin respetar medidas de protección, es decir, exceden el límite de pasajeros e incumplen con horarios establecidos.
Quienes deben salir a laborar, señalan que siguen las medidas recomendadas por las autoridades sanitarias, sin embargo, es la población que acude a realizar sus compras a quienes poco les importa utilizar cubrebocas, gel antibacterial que ofrecen en los establecimientos y quienes continúan saliendo en multitud.
«En la empresa se tomaron medidas drásticas, pero no hay cultura, lamentablemente la gente no… hay gente que sí toma precauciones y hay gente que sale normal, como si nada estuviera pasando… la gente que tome consciencia, si sale a comprar que sólo salga una persona no que sale todo el mundo, el transporte lleno».