Ucrania, la diplomacia a prueba / Claudia Corichi

La vecindad entre países casi siempre genera tensiones y resulta especialmente compleja, en aquellas que pertenecieron a un solo bloque, es el caso de los que conformaron el Pacto de Varsovia.

Eso ocurre ahora ante la incertidumbre que rodea la crisis entre Rusia y su vecina Ucrania ante el despliegue de más de 100 mil soldados a lo largo de la frontera con el territorio que se emancipó del espacio soviético en 1991.

El desencuentro tiene su origen en las diferencias sobre la pertenencia y trato a la población rusófila de doble nacionalidad o simpatizante de Rusia, pero sobre todo a la ampliación de la alianza atlántica militar (OTAN) hacia Ucrania, que ha solicitado adherirse a esa organización integrada por 30 países.

La idea de que existan bases de la OTAN con tropas y equipo militar al pie de la frontera rusa es inaceptable para el Kremlin, pues consideran, no sin razón, que amenazaría su posición y colocaría a occidente a las puertas de su frontera.

La posición geoestratégica de Ucrania es envidiable para los actores en disputa. Su territorio comprende 600 mil kilómetros cuadrados y comparte fronteras con Europa, Rusia y el Mar Negro.

Mientras EUA hacía sonar los tambores de guerra, sus aliados en Europa no comparten de manera unánime el tono beligerante y se aplican en sucesivas negociaciones y diálogos políticos de alto nivel, para persuadir a los rusos. Nadie cede hasta ahora: Ucrania no desiste de su posible membresía; Rusia exige a la OTAN no incorporarla, mientras que Estados Unidos quiere demostrarle a Putin que, pese a su debacle de primera potencia económica, mantiene la hegemonía militar en el mundo.

Para entender este conflicto, basta recordar que en los ochentas, San Petersburgo estaba a casi 2 mil kilómetros de las bases militares más cercanas de la OTAN, y hoy su capital Moscú, quedaría aproximadamente a 500. Y hacer memoria que la crisis de los misiles en 1962, fue provocada por el descubrimiento de misiles nucleares de origen soviético cerca de Cuba, a unos mil 800 kilómetros de la capital norteamericana.

Emerge un mundo multipolar donde la alianza china-rusa es palpable y se diputa lo económico, lo militar y mucho más.

El mundo contiene el aliento ante la posibilidad de un conflicto bélico de escala épica desde los tiempos de la guerra fría por la nueva tecnología militar disponible, que solamente el diálogo y la diplomacia, ahora tan necesarios, pueden disipar.

Este martes, después de la llamada Biden-Putin, el gobierno ruso anunció la retirada parcial de sus tropas desplazadas a lo largo de la frontera ucraniana y aceptó negociar las respuestas de Estados Unidos y la OTAN a sus exigencias de «garantías de seguridad».

Toda crisis es evitable; deseamos que se imponga la diplomacia y se abandone toda intención militarista. El mundo no requiere otra pesadilla.

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