El 4 de noviembre, el mundo conmemora la lucha contra el acoso escolar y el ciberacoso. La UNESCO y expertos destacan la urgencia de fortalecer políticas y acciones educativas para erradicar este flagelo que impacta a uno de cada tres alumnos
Aquínoticias Staff
El 4 de noviembre marca un llamado urgente y global para combatir el acoso escolar y el ciberacoso, una realidad que afecta a millones de niños y adolescentes en todo el mundo. Este día, promovido por la UNESCO, subraya la importancia de crear entornos educativos seguros, donde la violencia y el abuso no tengan lugar. Según un estudio de la UNESCO, uno de cada tres estudiantes ha sido víctima de acoso, un fenómeno que impacta su bienestar y rendimiento académico de forma significativa.
“La violencia escolar no solo daña la salud mental de los estudiantes, sino que también mina su confianza y su capacidad para aprender”, afirma Audrey Azoulay, directora general de la UNESCO. La digitalización ha exacerbado este problema; el ciberacoso, facilitado por redes sociales y plataformas digitales, se ha convertido en una extensión del acoso tradicional y presenta desafíos únicos por su alcance global y constante.
Expertos en salud mental y educación insisten en que la solución debe ser multidimensional. “Es fundamental involucrar a toda la comunidad educativa: desde docentes y padres hasta los propios alumnos, para establecer un frente común contra el acoso”, explica el psicólogo escolar Javier Fernández. Las políticas de tolerancia cero y la promoción de la empatía y la resolución pacífica de conflictos son esenciales para construir un entorno escolar resiliente.
Organizaciones internacionales han destacado la importancia de la educación digital y la alfabetización mediática para ayudar a los jóvenes a gestionar de forma responsable su presencia en línea. Según un informe de UNICEF, el ciberacoso es una de las principales preocupaciones entre los adolescentes, y se estima que cerca del 20% de ellos han experimentado algún tipo de acoso en internet.
En este día, la UNESCO insta a los gobiernos y a las instituciones educativas a reforzar las políticas de prevención y respuesta frente a estos abusos. La colaboración entre países, mediante el intercambio de mejores prácticas y recursos educativos, es crucial para abordar esta problemática de manera efectiva.