Seis años, dos meses, siete días. Esa fue la sentencia que impuso una jueza del Poder Judicial del Estado de México a Roxana Ruíz por haber victimado a su agresor en mayo de 2021. La mujer de origen oaxaqueño y avecindada en Ciudad Nezahualcóyotl, fue abusada sexualmente en su propio domicilio por un joven. Ella forcejeó para proteger su vida y asfixió al agresor; por esa razón fue detenida y acusada por la Fiscalía de Homicidios.
Roxana ha enfrentado un doble calvario: el laberíntico y enrevesado sistema judicial y el asedio de quienes le hacen responsable de cometer el crimen con intencionalidad. La jueza Mónica Osorio Palomino le impuso una multa de 285 mil pesos y justificó los años de la condena al uso excesivo de la legítima defensa que ejerció la joven de 23 años, quien ayer recibió sentencia absolutoria ante la solicitud de desistimiento del Ministerio Público; ahora podrá encontrarse con su hijo y pasar página a este doloroso momento.
Este es el más reciente caso de revictimización de mujeres que son atacadas o agredidas que se juzgan sin aplicar la perspectiva de género. El 11 de mayo el mismo Poder Judicial mexiquense en una histórica decisión, sentenció a 46 años de cárcel a Efrén García por feminicidio en grado de tentativa en contra de Carmen a quien quemó con ácido hace nueve años.
La mayoría de los casos quedan en la impunidad y la batalla por llevar a los culpables a prisión enfrenta no pocos obstáculos, como hasta hoy sucede con la saxofonista oaxaqueña María Elena Ríos.
Roxana, Carmen y María Elena están entre nosotras como ejemplo de entereza, dignidad y de lucha por la justicia que acompañamos; desafortunadamente no es así con miles más que no sólo son violentadas, sino que pierden la vida como Abril Pérez Sagaón, asesinada en 2019 cuyos homicidas fueron condenados a 52 años de cárcel.
Ayer se presentó la décima edición del Índice de Paz México que aborda datos sobre violencia de género y feminicidios. Destaca que las muertes de mujeres están asociadas más frecuentemente a la violencia de pareja y que desde 2015, uno de cada cuatro homicidios de mujeres ocurrió en el hogar, en comparación con uno de cada 11 homicidios de hombres. La violencia familiar se ha deteriorado en todos los estados menos en Yucatán, y la violencia sexual ha empeorado en todos, menos Tlaxcala y Yucatán.
Revisar estos datos, profundizar en causas, impartir justicia y prevención se hace fundamental. Vivir sin miedo y con la posibilidad de acceder a la justicia más allá de una aspiración, se debe convertir en una realidad. Cada mensaje de justicia contra la impunidad y la violencia hacia las mujeres importa.