Una de cada cinco personas usuarias de Internet en México, equivalente a 17.4 millones, vivió alguna situación de acoso cibernético durante 2022. Aunque el dato es ligeramente menor al observado en 2021, muestra que el hostigamiento y la violencia en línea se mantienen y afecta a todos los rangos de edad y estratos sociales. Las mujeres siguen siendo las principales víctimas con 9.8 millones.
Lo anterior se desprende del séptimo Módulo sobre Ciberacoso (Mociba) levantado por el Inegi, un sondeo anual para conocer la percepción social sobre este fenómeno y generar información estadística sobre el tipo y la caracterización del acoso cibernético. En 2022 las mujeres experimentaron con mayor frecuencia rastreo de cuentas así como la amenaza de publicar información personal, audios o video para extorsionar.
Hace dos años se reformaron el Código Penal Federal y la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, para imponer penas de hasta seis años de cárcel a quien difunda imágenes de contenido íntimo y sexual sin consentimiento. La llamada Ley Olimpia que castiga la violencia digital contra las mujeres ha sido incorporada en la legislación de 30 estados.
En el marco del Segundo Congreso Internacional de la Colectiva 50 más 1, la activista y feminista Olimpia Coral Melo impartió una vibrante conferencia magistral en la que narró su terrible experiencia personal y la lucha que inició hace una década, al presentar una iniciativa de ley al Congreso de Puebla. Su ejemplo ha sido fundamental para consolidar nuestros derechos en el país. El siguiente paso es impulsar una Ley General de Ciberseguridad que contenga disposiciones orientadas a la prevención, atención y erradicación de la violencia digital.
El Mociba reporta que los rangos de edad de las que son víctimas las mujeres se ubican entre los 12 y los 29 años; el 56% de quienes las asedian son hombres y los medios digitales en los que experimentaron el acoso fueron Facebook, WhatsApp y Messenger. Entre las principales modalidades que padecen se encuentran el contacto mediante identidades falsas, insinuaciones o propuestas sexuales, recibir contenido sexual y llamadas ofensivas.
Enojo, desconfianza, miedo, estrés, inseguridad y frustración son algunas reacciones que manifestaron mujeres que sufrieron ciberacoso según esta encuesta. Y el caso que conocimos recientemente refleja la gravedad de los delitos contra la intimidad. Muchos otros, más grandes están latentes y urge mecanismos y una aplicación efectiva de la justicia en estos delitos.
José Andrés Martínez, responsable de acosar a jugadoras del equipo femenil del Club América fue detenido hace unos días; está acusado de ejercer extrema violencia psicológica contra varias integrantes del equipo, una de las cuales fue obligada a dejar la liga femenil y abandonar el país a principios de año. A raíz de esos hechos, más jugadoras denunciaron casos de robo de identidad y actos intimidatorios contra su seguridad y su privacidad.
La violencia en línea vulnera nuestro derecho a la privacidad. Coincido con especialistas que proponen trabajar por un espacio digital inclusivo que avance hacia la igualdad de género y proteja los derechos de las mujeres y niñas, y fomentar la construcción de redes para hacer frente a este delito.