Vivir en medio del rechazo

Quienes llegan a México en busca de asilo tienen que hacer frente a la desinformación, los prejuicios, falta de oportunidades laborales, la violencia de género y la discriminación. El creciente número de refugiados es consecuencia, en general, del desplazamiento forzado, un fenómeno social que no ha sido atendido adecuadamente en Chiapas

Elizabeth Marina / Portavoz

[dropcap]H[/dropcap]uyendo de países devastados por conflictos sociales, políticos, el crimen organizado y la corrupción, miles de centroamericanos ingresan al país en búsqueda de un refugio y fuentes de empleo que les permitan dejar atrás la violencia y la incertidumbre.
Aunque algunos llegan para quedarse y muchos otros ven a México como una ruta de tránsito para llegar a Estados Unidos, lo cierto es que nuestro país ha experimentado un importante crecimiento en el número de solicitudes de refugio en los últimos tres años, de acuerdo con cifras oficiales.
Mientras que el número de personas que solicitaron la condición de refugiado en 2015 fue de 3 mil 500 personas, la cifra en 2016 aumentó aproximadamente a unas 8 mil 700 personas y para este 2017, la Agencia de la ONU para los Refugiados (ACNUR) estima que la cifra llegue hasta las 20 mil.
De acuerdo con la Oficial Asociada de Protección de ACNUR Tapachula, Valentina Duque, las principales razones por las cuales una persona busca refugio en nuestro país son: los conflictos internos (políticos, sociales, religiosos), la agresión extranjera y la violencia generalizada, la mayoría de estas personas rondan entre los 26 y 36 años de edad y en medio del desastre toman la decisión de dejar todo atrás y emprender un viaje –casi siempre– sin acompañantes.
Abandonar un país no es sencillo, pero vivir en medio del rechazo es aún peor, y es que quienes llegan a México en busca de asilo tienen que enfrentarse a obstáculos como la desinformación, los prejuicios, la falta de oportunidades laborales, la violencia de género y la discriminación.

¿Quién puede ser un refugiado en México?

Es importante reconocer que las personas refugiadas son aquellas que se han visto obligadas a huir de su país porque su vida se ha visto en peligro, han sido víctimas de grandes violaciones a sus derechos humanos y huyen de su país por cuestiones de raza, religión o ideas políticas, a diferencia de los migrantes que, en su mayoría, deciden abandonar su país por cuestiones económicas.
La institución encargada de determinar el estatus de refugiado en México es la Comisión Mexicana de Ayuda a Refugiados (Comar), quienes a su vez dan asesoría legal a las personas que solicitan refugio y ofrecen acompañamiento psicosocial mientras deciden su condición.
Es importante mencionar que todos tienen derecho a solicitar asilo y pedir que su caso sea considerado para eventualmente ser reconocido como refugiado. Quienes deciden hacerlo, deben primeramente, acercarse a la Comar en donde a partir de entrevistas determinan el estatus final, proceso que llega a tardar aproximadamente 45 días hábiles.
Según datos de Acnur, seis de cada 10 personas que realizan la solicitud son reconocidas, y dos terceras partes de todas las solicitudes de condición de refugiado que hay a nivel nacional se llevan a cabo desde Chiapas.
Las personas que buscan refugio en México generalmente vienen huyendo del Norte de Centroamérica, específicamente de Honduras y El Salvador; y el número de centroamericanos que acuden a la frontera sur a solicitar la condición de refugiados es considerable.
El registro de personas centroamericanas en el estado a la fecha es alta, debido a que todas aquellas solicitantes de la condición de refugiado tienen que permanecer en Chiapas hasta que su caso sea resulto, una vez reconocidas obtienen una residencia permanente y tienen libertad de movilizarse a cualquier parte del país.
La diferencia entre el acompañamiento legal de un migrante y un refugiado es que la condición de refugiado otorga «el perdón» del delito de haber ingresado al país de manera irregular.
Valentina Duque aseguró que un porcentaje alto de personas permanecen en el país, pues ven en México un nuevo hogar.
«Los refugiados son personas que necesitan de apoyo, información y asesoría. Cuando pensemos en cómo apoyar a una persona refugiada debemos hacerlo desde un enfoque muy amplio, pensar en todo lo que necesita un ser humano para volver a tomar el rumbo de su vida, ellos vienen huyendo de amenazas de pandillas y grupos criminales que utilizan la extorsión como un medio de control, si ellos se niegan a apoyar lo que hacen es que se convierten en el blanco de su persecución y sabemos que los adolescentes son los más vulnerables al reclutamiento forzoso por parte de este grupo de delincuentes y las mujeres a la violencia sexual por las pandillas».

Ayuda limitada a los más necesitados

Quienes obtienen la condición de refugiados deben recibir servicios de salud, educación o reconocimiento de sus estudios y derecho al trabajo, sin embargo, México a pesar de ser considerado un país de asilo también enfrenta dificultades que afectan no sólo a la población refugiada sino también a sus propios habitantes.
Aunque muchos de los amparados han señalado que perciben a México como un país tranquilo en donde pueden empezar fácilmente una nueva vida, la dificultad para integrarse al mercado laboral se convierte casi de inmediato en su primer obstáculo.
Otro gran reto, de acuerdo con la Comar es la inseguridad, derivada de la falta de recursos económicos que junto a la discriminación se convierten en un problema grave para la integración de los refugiados en México.
Considerando estas dificultades, Acnur trabaja con otras autoridades, secretarías estatales y la sociedad civil para que esas personas tengan una estancia digna y segura.
Además, trabajan de manera cercana con actores del sector privado para facilitar el acceso al empleo de las personas, capacitándolas para que puedan volver a la vida productiva, ya que comúnmente son discriminados, aunque esta situación no ocurre únicamente en la entidad sino a nivel global.
Por tal motivo brindan capacitación de sensibilización a los medios de comunicación e instituciones educativas ya que son quienes tienen mayor peso en el trato que se le brinda a la población migrante y refugiada en Chiapas.
Se subraya el hecho que la discriminación deriva de percepciones y prejuicios que construyen actitudes en contra de aquellos que no pertenecen al país, de ahí la importancia de hacer un alto en el camino para conmemorar el valor, la resiliencia y coraje de las personas refugiadas.
«Actualmente vivimos en un mundo en donde la agitación política, el miedo y la exclusión no nos dejan llegar a un nuevo lugar, necesitamos del esfuerzo de toda la sociedad para construir un país solidario que no solamente presuma de tener las puertas abiertas sino que también dé una mano a todo el que lo necesita».

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