Chiapas es uno de los estados en donde aún no está despenalizado el aborto. Zedxi sigue pugnando porque esto sea posible, porque las mujeres no sean criminalizadas por suspender un embarazo no deseado
Sandra de los Santos / Aquínoticias
Nuestro cuerpo es la forma en la que habitamos el mundo, nuestra primera frontera, que no podamos decidir sobre él es un recordatorio constante en que no somos personas con derechos. Así lo entendió Zedxi Velásquez Fiallo, una feminista que ha dedicado su trabajo a la lucha por el acceso a un aborto legal y seguro.
Zedxi Velásquez Fiallo tiene 34 años de edad y actualmente es servidora pública, pero su incursión a este espacio es reciente, antes había participado en organizaciones de la sociedad civil y la academia.
Es Licenciada en Pedagogía, maestra en Estudios Culturales y doctora en Estudios Regionales. Su trabajo de investigación de posgrado lo centró en el derecho a decidir de las mujeres sobre su propio cuerpo.
Su activismo, aunque a ella no le gusta llamarlo así, lo inició en la Red por los Derechos Sexuales y Reproductivos (Ddsser). Comenzó dando talleres de capacitación en municipios de Chiapas y mientras daba estas capacitaciones ella también iba aprendiendo.
Zedxi es muy honesta y dice que cuando comenzó con este trabajo lo veía, precisamente, como una labor por la que recibía una remuneración y que además no le causaba ningún tipo de problema.
«Soy muy disciplinada y a mí me dijeron que fuera a dar talleres, entonces, me aprendí los manuales, las cartas descriptivas y todo lo que había que hacer, pero no había pasado por un proceso crítico para entender todo eso, hasta el momento cuando estábamos dando los talleres» recuerda Zedxi.
El feminismo llegó después de haber comenzado a trabajar con el tema de los derechos sexuales y reproductivos, lo cual es poco común. Se asumió feminista cuando comprendió que el derecho a decidir sobre el cuerpo pasa por una cuestión de género.
Chiapas es uno de los estados en donde aún no está despenalizado el aborto. Zedxi sigue pugnando porque esto sea posible, porque las mujeres no sean criminalizadas por suspender un embarazo no deseado.
Está consciente que el camino para lograr que no solo la despenalización y legalización, sino también cambiar el imaginario social sobre estas prácticas es largo y accidentado, que hay muchas mujeres que la han antecedido en esta demanda; pero también sabe que ahora son muchas más las que se han sumado a esta exigencia.
Este 08 de marzo sabe que son muchas más mujeres que saldrán a las calles a marchar no solo con un pañuelo morado, sino también con el distintivo verde, que saldrán a exigir su derecho a ser dueñas de esa parte que es más suya, su cuerpo, y que cuando dicen «va a caer», hablan muy en serio.