Al Son del texto / Tina Rodriguez

No es preciso eso de que es la sociedad la que postula a los y las posibles a la Medalla Belisario Domínguez que otorga el Senado de la República a los mexicanos más destacados, y que para algunos no sirve ni para el curriculum pues no se encuentra entre lo más selecto del mundo intelectual del país, como el premio Aguascalientes de literatura, por ejemplo.
La medalla de referencia por años fue entregada a leales al sistema, brillantes, desde luego, pero no contra posicionados con el aparato y es difícil prestigiar un galardón así en el escenario latinoamericano, por decir «Casa de Las Américas» de Cuba, la que pese a tener un claro perfil equilibró lo necesario para «coincidir».
La Belisario Domínguez ha sido entregada 65 veces y solo en cinco ocasiones la «han merecido» mujeres; hoy hay 14 mujeres y 19 hombres en propuesta para la 2017: se observa equilibrio en tiempos en que todo es ya paridad, más derivada de pendientes sociales ante las mujeres por parte de esta sociedad y sus gobiernos, que ya no tienen cómo ignorar esos reclamos.
Entregada a los mexicanos más destacados, que imagino es en todo su concepto amplio que puede comprender la música o el deporte ¿o no?, no deja y ni dejará de ser polémico a quien se le entrega la máxima del Senado del país, que también puede ser para alguien del extranjero, como sucede con todo galardón entregado a lo «más destacado» del ramo de que se trate.
Y es por eso que hay las veces que suena oportunismo eso de ponderar a la mujer para mantener la equidad de género o la paridad, cuando hay momentos en que eso no se impone, se gana.
La paridad debe darse desde las plataformas de los partidos mismos, por ejemplo, pero la equidad en las posiciones de gobierno derivan o dependen del resultado que, o bien puede inclinarse por una mayoría masculina o femenina y es determinación de los más que votaron, más allá de mal entendidos. Así, en los reconocimientos a lo «más destacado», y dependiendo de las propuestas y la calidad de la labor en un momento determinado, porque esa es la otra incluso para ser héroe, se determina quién es el «mejor» en por la ocasión, la oportunidad.
Desde luego que el Senado se la queda debiendo a tantas mexicanas y mexicanos que tiene pendiente de reconocer, pues ya es sabido que incluso en el ámbito histórico hay muchos en el anonimato como una decena de generales de Hidalgo ni mencionados en los libros de textos, porque antes hasta la historia la reeditó el PRI.
Sí que hay mujeres que merecen ese y otros reconocimientos en todas las disciplinas posibles, iniciando desde la casa hasta el manejo de masas y la toma de decisiones, y que desde luego han sido desplazadas, marginadas y minimizadas durante mucho tiempo y aun ese tremendo obstáculo ahí están, vigentes y actuantes y sobre todo creando y haciendo el bien por sus pueblos y su nación.
Imagino que eso no le gusta a mucho misógeno en la máxima tribuna de la nación, y menos que el Senador del Bloque MORENA-PT, Zoé Robledo Aburto, quien es el presidente de la Comisión senatorial que otorga la Medalla, se mantenga en el compromiso inicial de impulsar que una mujer sea quien reciba la Medalla Belisario Domínguez 2017, lo que insisto, no ha tenido resonancia en la cámara porque no lo creen importante, aun la disparidad de 60 a 5 como si las mujeres fueran menos o, no contáramos con exponentes ahora sí que de calidad mundial dentro del país, para esa presea.

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