Articulo Único / Angel Mario Ksheratto

Turismo, corrupción y CDI

Muchas veces hemos escuchado algunos términos para dar al turismo en Chiapas, determinadas categorías: turismo de aventura, ecológico, rural, extremo, ambiental, en fin… Y vemos por todos lados publicidad motivante. Pero, ¿el turismo, en esas modalidades, está siendo realmente el puente de la salvación económica del estado, como se ha presumido? Debiera ser así. Se supone que la estrategia fue diseñada para detonar el potencial turístico, principalmente en zonas indígenas.
Entre las dependencias gubernamentales que se fueron involucrando en la explotación turística de zonas como la Selva Lacandona, los Altos, la Sierra y el Norte, están la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI) y, por su naturaleza y funciones, las distintas ramas de las secretarías de Turismo Federal y Estatal.
La idea era ampliar las oportunidades para las comunidades indígenas que habitan cerca y dentro de reservas naturales, cuya belleza es incomparable y, por supuesto, codiciada por miles de turistas de todas partes del mundo. Era, por decirlo de forma simple, la estrategia adecuada para que los mismos indígenas, planeasen su propio desarrollo, sin detrimento de su cultura y bajo esquemas para la conservación del medio ambiente.
¿Qué pasó, entonces? Lo de siempre: funcionarios inescrupulosos que violaron las reglas de operación de los recursos financieros, para beneficiarse a sí mismos; más aún, faltaron deliberadamente al Código de Conducta de la CDI, violaron la constitución y han mentido sistemáticamente a la sociedad y a sus superiores.
Uno de éstos ha sido Hernán de Jesús Orantes López, actualmente diputado federal electo por el PRI y hermano de la ex aspirante a la gubernatura, María Elena de los mismos apellidos. Antes de inscribirse como candidato, fungió como delegado de la CDI en Chiapas. Con documentos en mano, ejidatarios de distintas comunidades dentro de la Selva Lacandona, prueban el fraude del que han sido víctimas por el arriba mencionado y por otros funcionarios de las instancias de turismo en la entidad.
Un ejemplo: una comunidad solicitó apoyo financiero para fundar un centro ecoturístico dentro de su demarcación. No se lo negaron. La autorización llegó e incluso, se les hizo la famosa «entrega simbólica» —y pública— del cheque con determinada cantidad. Pasado el tiempo, empleados de esas dependencias, se presentaron con el «efectivo». Solo que, de los tres millones de pesos —por citar una cantidad— ofrecidos y exhibidos en el «cheque simbólico», solo entregarían un millón, al que además, le descontarían 600 mil pesos más. Es decir, en total y en efectivo, los ejidatarios indígenas, recibirían 400 mil pesos.
Sucedió lo mismo con la entrega de herramientas e instrumentos para el desarrollo de esas comunidades. Cito otro ejemplo: se hizo entrega de cien chalecos salvavidas que, se supone, cumplirían con todas las normas internacionales; el valor reportado por esos aditamentos fue de 700 mil pesos. Pero resulta que su valor real en cualquier tianguis de callejón, es de menos de cien pesos cada uno. Y por supuesto, no cumplen con los requisitos exigidos.
Evidentemente, el delegado de la CDI, hizo su agosto todo el tiempo que estuvo representando a esa dependencia federal en Chiapas. Avalado o alcahueteado por la secretaría de Turismo en Chiapas, cuyo titular, Mario Uvence Rojas, parece desconocer o ignorar deliberadamente la trágica situación de los centros ecoturísticos en la entidad.
¿Cómo pretende la dependencia de turismo explotar el potencial turístico en Chiapas en esas condiciones? ¿Con qué autoridad moral, la exsenadora Orantes López acusa al PRI y al Verde de haber ganado las elecciones mediante la corrupción, si su hermano, Hernán de Jesús, despojó a las comunidades indígenas para, presumiblemente, pagar su campaña?
La infraestructura para el turismo ecológico, de aventura, rural y extremo, es deplorable, por las mismas razones. Caminos intransitables, falta de energía eléctrica. Con decirles que hasta en materia de protección civil, hay graves, gravísimas fallas. No se puede promover la atracción de turistas, si no se tienen las condiciones adecuadas y si además, se permite la corrupción, el despojo, la mentira, el engaño.
Algo urgente debe hacerse para explotar debidamente el turismo y para alcanzar el desarrollo pleno y cierto de las comunidades que dependen de esa actividad. Lo primero, investigar a los corruptos, castigarlos y lo segundo, nombrar a funcionarios comprometidos con el progreso de Chiapas, alejados de los actos deplorables. Alguien debe informar puntualmente al gobernador de lo que realmente sucede, para que ordene una limpieza. Alguien.

@ksheratto
ksheratto@gmail.com
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