Entrelineas / Jorge Ceballos

Señoritingos se apropian de Morena

A raíz de las últimas entregas de Entrelíneas, en las que he criticado que, personajes a los que persigue la sombra de la corrupción y el saqueo estén acercándose peligrosamente a Andrés Manuel López Obrador, en busca de olvido a sus affaires depredadores, he recibido varias llamadas y mensajes preguntándome si estoy en contra del presidente electo o bien del cambio de régimen que viene para Chiapas.
Mi respuesta es y será la misma: no.
Si algo tengo que celebrar es que un día alguien me invitó a colaborar en Morena, ahí conocí a cientos de personas que como millones de mexicanos -en los que me incluyo- deseaban un cambio, gente a la que le movía la esperanza de que esta bola de bandidos fueran expulsados del poder gubernamental, para que a México y en especial a Chiapas le vaya más que bien.
Haber estado en la consolidación de Morena en Chiapas, es algo que me dio la oportunidad de conocer las necesidades de la gente, necesidades que solo se conocen recorriendo las zonas más necesitadas del Estado.
Me tocó ver como algunos personajes que hoy están en puestos de elección popular, hacían la «talacha», llegaban a buscar a las oficinas del partido sus paquetes de periódicos Regeneración y llevar el mensaje de López Obrador a cada rincón, sin importar que a veces no tenían ni para comer, pero eso jamás fue impedimento.
Fui testigo de como muchas personas que creen en el presidente electo, de sus bolsillos golpeados por la crisis y el desempleo, sacaban para ir a ayudar en brigadeo en las elecciones del Estado de México, en el que se impuso la compra de consciencias.
De igual forma vi como muchos de los «señoritingos» que hoy se sienten más obradoristas que el mismo López Obrador operaban para que a Morena le llegara el exterminio, apostaban a que en el tercer intento, el ganador de las presidenciales no lograra llegar a la meta.
Más de un año dejé de lado la actividad reporteril por así convenir a los intereses de quien me invitó a Morena.
El punto es que vi, la forma tan descarada y canalla en que se operó para que López Obrador y el partido triunfador del 1 de julio, descarrilara antes de que iniciara la carrera.
Como muchos, por ejemplo, supe de la forma en que Manuel Velasco Coello, vía Humberto Pedrero Moreno -exsecretario de Hacienda y hoy integrante de la bancada de Morena- retrasaban la entrega de prerrogativas, con lo cual, pensaban retrasarían los trabajos de conformación de comités de base.
Mientras Morena en Chiapas, sufría del embate de la clase política, había un grupo de políticos «fifis» que hacían malabares por cumplir sus anhelos de llegar al despacho principal de palacio de gobierno a través del PRI y el PVEM.
En ese grupo de -diría López Obrador- señoritingos estaban: Eduardo Ramírez Aguilar, Luis Armando Melgar Bravo, Miguel Prado de Los Santos, Mauricio Mendoza Castañeda, Mario Francisco Guillén Guillén, entre otros.
Hoy, todos ellos, están enquistados en Morena, están usufructuando posiciones que deberían de corresponderle a personas que hicieron de ese partido la fuerza política en que se convirtió.
Ayer, me llamó mucho la atención ver un tweet de Luis Armando Melgar Bravo, el cual iba acompañado de una fotografía en la que aparece Marcelo Ebrad y el gobernador electo Rutilio Escandón Cadenas. Ahí el exsenador, defensor y promotor a ultranza de las Reformas Estructurales, se desvive en elogios al movimiento lopezobradorista.
Surgió una interrogante ¿Qué compromiso puede tener Luis Armando Melgar Bravo, con el cambio en el país, si apenas unos meses atrás se desvivía en elogios a José Antonio Meade Kuribreña? Seguramente ninguno.
Demuestra la actitud de Melgar y los demás personajes mencionados que, lo único que buscan es seguir pegados a la teta presupuestal, para no perder las prebendas que deja el poder público.
Me queda más que claro que la clase política en Chiapas y el país, tiene muy mala memoria, pero lo peor, es que de esa falta de memoria también sufren los ciudadanos.
Mientras esos «ilustres» políticos chiapanecos despilfarraban para lograr sus sueños de poder y dinero, miles de ciudadanos luchaban sin esperar nada a cambio, o quizá sí: echar a patadas a los ladrones que enterraron a Chiapas. Hasta la próxima.

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