Entrelineas / Jorge Ceballos

Foto: Ilustrativa

Carta al gobernador

¡Hola gobernador!
Para el Estado comenzó una nueva etapa desde el pasado sábado; en muchos -nacidos o no en Chiapas- representa usted la esperanza de que las cosas cambien y haya un resurgimiento luego de la desastrosa administración que se vivió.
Las miradas están puestas en usted, cada acción que realice durante los próximos seis años, seguramente será comparada con la de quien le antecedió en el poder. La lupa ciudadana le acompañará a cada instante, porque de verdad, Chiapas -usted lo sabe- vivió un infierno con el gobierno de la frivolidad.
¡No puede equivocarse! Y no puede hacerlo porque es su historia personal la que estará en juego, es su biografía la que comenzó a escribirse a partir del sábado. Será decisión de usted cómo quiere ser recordado: como quien vino a darle certidumbre a Chiapas o, alguien que pasó sin pena ni gloria.
De su naciente administración, aun no se pueden emitir juicios: es muy temprano, sin embargo, con la integración de su equipo de colaboradores, va dando una muestra de que busca cambiar la situación, el que no haya continuidad de personajes que se propusieron dañar a la entidad, es un primer paso.
El sábado, posterior a que juró cumplir y hacer cumplir la Constitución, dijo que proviene de la cultura del derecho y que por lo tanto sabrá hacer respetar las leyes. Hoy muchos exigimos castigo para quienes saquearon las arcas: quisiéramos ver a varios en la cárcel, pero no es la labor de un gobernante ordenar el encarcelamiento de nadie, para eso existen las instancias adecuadas, son precisamente esos entes o sus titulares quienes deben tener su venia para hacerlo: háganle justicia a Chiapas y así enviará un mensaje de que, con usted la ley se respetará.
Los ciudadanos que vivimos en este maravilloso Estado, quisiéramos tener un gobernante a la altura, no personajes que son indolentes a las necesidades y exigencias ciudadanas, porque se dejan encerrar en una burbuja, o, porque sus allegados les hacen creer -malvadamente- que son los iluminados y nadie tiene derecho a hacerse escuchar.
Caminó los distintos rincones de Chiapas, eso, le hizo conocer cuales son todas y cada una de las necesidades de su gente, se comprometió usted a que se gobernaría con transparencia, y sobre todo que sería un gobernador cercano al pueblo: llegó el momento de hacerlo.
Su experiencia y los años de vida deben ser la garantía de que las cosas se harán de gran manera, porque los que se fueron, nos enseñaron que la juventud no es sinónimo de hacer buenos gobiernos.
Miles de personas que vivimos en el terruño, estamos conscientes de que le dejaron un gran paquete, pero también estamos conscientes que no trae una varita mágica y con ella va a cambiar la apremiante situación.
Hasta hace unos días, el único que no se daba cuenta o no quería darse cuenta que su presencia ofendía a Chiapas, era su antecesor: se engañaba solo.
En el imaginario colectivo, los ciudadanos -entre los que me incluyo- deseaban que se diera el cambio de titular del Ejecutivo, porque de verdad, era insoportable la presencia de un gobernador que insultó, con su sola presencia a los ciudadanos.
Hoy, gobernador, ya llegó, ya tiene el control del Estado en sus manos, hágase presente con acciones que busquen en todo momento, sacar a la entidad de los últimos lugares en que la hundieron.
Pero también, debe hacerle ver a quienes le acompañarán en este tramo de su vida que, el presupuesto no es una kermés y por lo tanto, deben respetarlo y dirigirlo a donde se debe, no a donde se puede.
Tendrá días grises, porque Chiapas fue dejado como un rompecabezas, porque los que se fueron, jamás pensaron en que después de ellos había vida, porque lo endeudaron y sobrarían los «porques», pero cuando eso suceda, recuerde cada momento que vivió en campaña, cada compromiso que hizo, recuerde igual los rostros de desesperanza que encontró en el caminar para llegar hasta donde hoy está.
Escuche a los ciudadanos, gobernador, no escuche a los amanuenses que ahora le sobrarán, a los aplaudidores de ocasión y vocación, no los tome en cuenta, esos al irse usted, seguramente le aplaudirán a quién llegue. Hasta la próxima.

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