Los Cienfuegos que incendiaron la Unicach

Solo restaría preguntarnos, de quién fue la grandiosa idea de hacer tan osado acto, como entregarle un Honoris Causa a un personaje que, incluso cuando tuviera sus méritos, ha estado en el ojo del huracán en los últimos años ante el terrible descontrol de la inseguridad y la consecuente violación a los derechos humanos por parte del Ejercito, y que ha sido duramente criticado por ello tanto por organismos nacionales como internacionales

Eduardo Grajales

[dropcap]T[/dropcap]remendo yerro ha cometido el rector de la Unicach, Rodolfo Calvo Fonseca, quien no midió las consecuencias de su intentona por congraciarse con el gobernador del Estado y con la Federación, a través de la entrega de un reconocimiento Honoris Causa al secretario de la Defensa Nacional, general Salvador Cienfuegos.
Lo que habría sido una oportunidad para reposicionar su imagen política ahora significa un elemento más que deja mal parada no solo a la Universidad, sino al mismo mandatarios estatal quien a escasos meses de fenecer su mandato ya no ve lo duro sino lo tupido en materia de conflictos sociales, que parecen ser el sello de la casa.
Una vez más la falta de estrategia y olfato político tiene en serios conflictos a Calvo Fonseca, quien desde su arribo a la UNICACH ha tenido que lidiar con una serie problemas internos en la aguerrida universidad, desde los económicos como la falta de presupuesto e irregularidades en el manejo de los recursos, hasta laborales con dos sindicatos de trabajadores que pesan; y ahora uno político que es nota nacional.
Es lamentable que las Universidades públicas chiapanecas, las más importantes y las únicas con prestigio (al menos regional) atraviesen estas circunstancias incomodas cuando deberían ser instituciones que permitan generar los equilibrios necesarios en escenarios tan polarizados como los que estamos viviendo en la entidad.
Es inconcebible que estos centros de investigación donde debería prevalecer la razón y la ciencia como medio para la resolución de problemas, sobre todo con el talento que tienen dentro de sí, con excelentes maestros, estudiantes y personal administrativo, salgan a la luz solo con información negativa.
Es aquí cuando hay que celebrar el excelente papel que ha hecho hasta ahora la Universidad Politécnica de Chiapas, esa que en lo más recóndito de Suchiapa ha ido creciendo no solo en su infraestructura y matricula sino también su calidad educativa.
Habría que preguntarle a su rector, Nabor Ballinas, cual ha sido la estrategia para lograr lo anterior sin atravesar conflictos académicos y laborales, y tratar de implementarlos en la UNICACH y la misma UNACH, que tampoco canta mal las rancheras con un rector que hasta ahora ha sido gris durante su gestión.
Ahora bien, habrá que ver las consecuencias que éste desplante hecho ni más ni menos que al Secretario de la Defensa Nacional tendrá no solo en la asignación de presupuestos federales para la Universidad de Ciencias y Artes de Chiapas, sino políticamente para el mismo gobernador, quien tendrá que pensar cómo recomponer una relación que ha venido cuidando desde el inicio de su sexenio, por ser estratégica para la seguridad y gobernabilidad del estado, como es la de Cienfuegos, con quien ha sido a todas luces complaciente hasta ahora que se dio éste detalle.
La situación pues no es nada fácil, y aquí es cuando los operadores políticos deben sacar la casta.
El secretario de Gobierno debería consultar primeramente a Marvín Arriaga, una de las mujeres chiapanecas más cercanas al Secretario de la SEDENA; en tanto Calvo debería acercarse a Ricardo Paniagua, su secretario General, un experto apagafuegos, lo ha hecho en la Tecnológica de la Selva, en la Intercultural y recientemente en el Cresur, por lo que su opinión no debe minimizarse sino todo lo contrario.
Solo restaría preguntarnos, de quién fue la grandiosa idea de hacer tan osado acto, como entregarle un Honoris Causa a un personaje que, incluso cuando tuviera sus méritos, ha estado en el ojo del huracán en los últimos años ante el terrible descontrol de la inseguridad y la consecuente violación a los derechos humanos por parte del Ejercito, y que ha sido duramente criticado por ello tanto por organismos nacionales como internacionales.
Entonces, ¿Fue una idea surgida desde el propio Palacio de Gobierno o desde las entrañas de la UNICACH?
Si fue una idea meramente del rector, trágica situación, pero si fue mediante el consejo de sus académicos, casi lo mismo. ¿Acaso Calvo Fonseca ignora la dinámica de los traspiés de los últimos rectores, que han sido objeto de juegos sucios por parte incluso de su propio Consejo universitario, cuyas preferencias políticas son evidentes?
Por otro lado, si fue desde la Casona del Mirador ¿no era más sencillo entregar un reconocimiento desde la propia Secretaria de Educación aprovechando la salida y el descredito de Roberto Domínguez de esa institución?
Ahora sí que como dijo Felipe Calderón, «haiga sido como haiga sido» en ambos casos el rector unicachense está metido en un gran lío y tendrá que implementar cuanto antes una estrategia de control de daños, pues si fue un buscapié el que le mandaron éste ya encontró destino y en una de esas los ánimos caldeados se empeoran: los académicos están empoderados con el recule que lograron, los trabadores administrativos renuentes y los estudiantes en un peligroso silencio. ¡Nadita!

dialectica902@hotmail.com

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