Rentabilizar el poder, tarea urgente / Angel Mario Ksheratto

Incidir para que la política doméstica sea más amigable con los polos opuestos, típicos de un estado en constante evolución, no es tarea fácil; y más, cuando en la búsqueda de consensos para la estabilidad, algunos actores han malinterpretado las bondades del Estado y convertido las luchas sociales en irresponsables refriegas, cuyo saldo ha sido incuantificable para diversos sectores sociales que han sido víctimas innecesarias de quienes confunden tolerancia con anarquía.
Tampoco lo es cuando la exigencia mayoritaria es a favor del respeto absoluto a todas las expresiones, pero además, al modo de vida de cada quien, pues en éste radica el desarrollo integral de la entidad.
Independientemente de la experiencia administrativa y habilidad política de Juan Carlos Gómez Aranda, al desempeño que de ahora en adelante le corresponde, deberá imponer el sentido común, ése que le permita identificar con certeza los puntos donde habrá de acentuar las acciones correctivas adecuadas y otros, donde la razón le indique mayor destreza para lograr acuerdos permanentes.
No es el de ahora, el Chiapas convulsivo de hace algunos años; las recurrentes crisis derivadas de gobiernos autoritarios, corruptos e insensibles, han dejado de ser causa de desestabilización política y social, empero justo es reconocerlo, persisten razones de fondo que obligan a una política interior más ajustada a los criterios actuales, una que privilegia el diálogo, la tolerancia y la justicia, pero al mismo tiempo, que se imponga ante los excesos de unos cuantos.
En ese contexto, la tarea de Gómez Aranda será la de aplicar medidas serias para evitar que el cauce de la justificada demanda, desemboque en ríos de anarquía que más temprano que tarde, encienda otros focos de riesgo social y político.
Por otro lado, tiene la obligación de conducir, sin pretextos, una política efectiva que fije como norma insustituible, la exhaustiva vigilancia de las instituciones que dan vida al Estado, en aras de preservar los principios éticos de éste y la sociedad, con la que deberá tender los puentes necesarios para un mejor entendimiento.
La democratización de lo cotidiano, pasa por el correcto ejercicio del poder, mediante el uso razonado de la autoridad. De ahí deriva la estabilidad, la gobernabilidad y la armonía entre gobierno y gobernados. Esa, esperamos, sea la máxima que mueva al recién estrenado secretario de Gobierno, quien tendrá, por lo pronto, el ineludible compromiso de garantizar, desde su encargo, un proceso electoral sin mácula.
Y pasado éste, el de enviar al Congreso del Estado, las iniciativas de reforma electoral pertinentes, en virtud de los vicios y lagunas que contiene la legislación electoral y que ha permitido desproporcionadas acciones de muchos aspirantes que han violado reiteradamente dichos reglamentos. Reorganizar la estructura institucional, será sin duda —eso esperamos, francamente—, un logro que alcance el flamante funcionario, dada la urgente necesidad de una reorientación de la política doméstica.
El equilibrio entre las demandas sociales y la respuesta adecuada del Estado, deberá basarse en consensos, pero sobre todo, en propuestas y actitudes positivas. En todo, por supuesto, deberá haber transparencia y eficacia, puesto que en ello se basan las nuevas formas de hacer política.
No es pues, tarea fácil la que le espera a Gómez Aranda. Rentabilizar el poder, es prioritario; darle a la administración pública el cariz de responsabilidad y seriedad, como estrategia para fortalecer a un gobierno que ha mantenido los índices de seguridad y certeza jurídica, pero que requiere de acciones más a fondo para garantizar y vigorizar la gobernanza y a las instituciones que, dicho sea de paso, están apremiadas a superar viejas inercias que mantenían estancado al Estado como ente generador de condiciones y a la sociedad, víctima obligada.
Rentabilizar el poder para dotar de autoridad moral y jurídica a los funcionarios para que cumplan honradamente con los encargos públicos. Rentabilizarlo para instrumentar a las organizaciones y partidos políticos para convertirlos en verdaderos representantes de la sociedad y no solamente concesionarios del reclamo colectivo. Rentabilizar para normar, vigilar, bajo estrictas normas de tolerancia, democracia, pluralidad, respeto y cooperación.
¿Cumplirá Gómez Aranda con todo ello? Estaremos pendientes.

amksheratto@hotmail.com
@ksheratto

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