De acuerdo con el calendario del proceso electoral federal, el 1 de marzo iniciarán las campañas que durarán hasta el 29 de mayo. Las personas que aspiran a gobernar el país y ocupar posiciones en el poder Legislativo de la Unión podrán hacer propuestas, convocar mítines y recorrer el país ya como candidatas y candidatos y podrán pedir el voto abiertamente, no como ha venido sucediendo que, con eufemismos, solicitan el apoyo popular.
En un país con casi 127 millones de habitantes y con una lista nominal (población que cuenta con su credencial para votar vigente y que solicitó su inscripción al padrón electoral) de 98,194,255 de personas, con una superficie de 1,964,375 de Km2, serán los medios de comunicación tradicionales y las plataformas digitales las vías por las cuales difundirán sus slogans, alguna que otra propuesta de política pública resumida y sus fotografías y videos.
En el viejo sistema político mexicano, la competencia electoral era inequitativa. El partido gobernante, además de tener el apoyo del aparato estatal y de una sociedad corporativizada, tenía el respaldo (no gratuito) de los empresarios; entre ellos, lo de los medios de comunicación. Para evitar la permanencia del desequilibrio comunicativo en detrimento de los partidos opositores, y como uno de los logros del proceso de democratización, se estableció que todos los partidos políticos podrían acceder, como una prerrogativa, a tales medios para informar sobre sus propuestas y principios ideológicos. Así quedó estipulada merced la reforma electoral de 1977.
Desde entonces, partidos y liderazgos aparecen de vez en vez en la radio y la televisión. Esto se acentúa en el tiempo de campaña.
Como los partidos políticos no pueden comprar tiempo aire a las empresas para publicidad, de acuerdo con la reforma electoral de 2007, utilizarán los llamados tiempos del Estado para aparecer en pantallas y aparatos radiofónicos. El Estado mexicano tiene 48 minutos diariamente en cada una de las estaciones de radio y canal televisivo en señal abierta para transmitir mensajes. Durante las elecciones, la autoridad encargada de administrar esos minutos es el Instituto Nacional Electoral (INE).
Para lograr la equidad entre todas las organizaciones políticas participantes, el INE aplica la fórmula 70 / 30: 70 por ciento del tiempo de acuerdo con los resultados de la elección para diputaciones federales inmediata anterior y 30 por ciento de forma igualitaria (si hay un partido de nueva creación, sólo participará en la distribución igualitaria del 30 por ciento del tiempo). Considerando lo anterior, el número total de spots que los partidos tendrán durante los 90 días de campaña es de 27,424,080; por su parte, la autoridad electoral tendrá 4,682,160. Sumando ambos el resultado es 32,106,240 comerciales.
Esa publicidad se transmitirá en las 2,314 estaciones de radio y 1,402 canales de televisión abierta existentes en el país. En cada una de estos se pasarán 96 comerciales diarios, de manera que cada día habrá un total de 356,736 anuncios.
El abuso de los medios por parte de los políticos, fue llamado por el teórico italiano Giovanni Sartori como “videopolítica”. No importa que el candidato se anuncie como un producto comercial y no diga sino una frase hecha para 20 segundos, lo importante es que aparezca en el “mercado” electoral.
Las campañas electorales, en un país tan extenso como el nuestro, necesitan de los medios de comunicación, pero también es imperativo que más que frases simples, quienes aparezcan en ellos compartan ideas articuladas sobre problemas, temas, soluciones y retos.