Tubo de ensayo / Rene Delios

Pocos son los que recuerdan que el PSUM le dio su registro al PRD para que no tardara más tiempo en presentarse en los procesos electorales. Desde esos años hasta ahora los personajes de renombre que lo fundaron se fueron ausentando de ese organismo político, ya dominado por una sola tribu.
Ciertamente el PRD en diez años se transformó en el partido de izquierda de mayor desarrollo político en América Latina, al ir ganando posiciones cada vez de mayor nivel arrebatándoselas al PRI, curiosamente con candidatos emanados del tricolor, como Ricardo Monreal Ávila en Zacatecas; Alfonso Sánchez Anaya en Tlaxcala y Leonel Cota Montaño en Baja California Sur; pero del PRI también llegaron sus dirigentes principales que luego hablaron pestes de éste: Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano, Porfirio Muñoz Ledo, Roberto Robles Garnica, Andrés Manuel López Obrador que llegaron a ser dirigentes nacionales del partido del sol azteca, hasta que por fin, una militante de origen de izquierda, aunque su padre fue priista y gobernó con esas siglas a Zacatecas, lo que luego haría años después su hija con las siglas del PRD: Amalia García.
Priistas también fueron Antonio Echevarría Domínguez y Pablo Salazar Mendiguchía, pero fueron los primeros que lograron una alianza entre izquierda y derecha en el país, para Nayarit y Chiapas, respectivamente.
Y pese a que en nuestra entidad fueron buenas las relaciones entre el gobernante y el PAN, para la siguiente propuesta al volver a atraer a un ex priista a la gubernatura, el PRD ya no logró la anexión del PAN y para 2006 ambos partidos contendieron separados, aunque el PRD logró alianzas con partidos minoritarios.
En el cierre de la campaña por la gubernatura estatal, el PAN decidió dimitir a favor del PRI, pero con tan mala fortuna que no lograron arrebatarle el poder a la izquierda por lo que la bandeada del blanquiazul pudo costarle mucho, pero merecieron buen trato del candidato triunfador durante su sexenio que, huelga decir, se encargó de acabar con los construido en el perredismo estatal, por medio de imponer dirigentes que desvilculados con la base, solo hicieron que se retirara mucha gente de base, que a la larga abandonó al partido del sol azteca, que a la próxima elección federal intermedia, vio decrecer su presencia como la había visto en las estatales un poco antes.
Aun con eso no se dieron las voces de alerta que incluso se escucharon desde Tabasco, entidad en dónde el PRD trabajaba fuerte, en un escenario completamente diferente, con un gobernante que no ocultaba el dispendio de su familia.
La fractura del PRD en Chiapas fue originada por la disciplina al gobernante, y para 2012, una alianza PRI-PVEM, lo borró del escenario, mientras en Tabasco el Sol Azteca ganaba la gubernatura.
Hoy tenemos un PRD chiapaneco que apenas respira, casi sin aliento, sin trabajo político, menos de cobertura, cuyo dirigente ha sido cuestionado por institucional a ultranza, y cuyas siglas apenas se ven en el legislativo estatal.

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