A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Dulce tragedia

Jonathan Heath, el vicegobernador del Banco de México, subió a su cuenta personal de twitter un dato -meramente informativo- que resulta escalofriante. Se trata del primerísimo lugar que ocupamos en cuanto al hábito de consumir refrescos particularmente en la población indígena de los altos de Chiapas.
El consumo de bebidas azucaradas per cápita por año a nivel mundial es de 100 vasos (25 litros). En los Estados Unidos, que lideraba hace más de una década el consumo, 400 vasos (100 litros). Ese lugar fue superado por México que alcanzó un promedio per cápita de 600 vasos (150 litros). Pero mire usted estimado lector sino es para preocuparse y es que el estado de Chiapas, la entidad más pobre del país, consume en promedio 3,285 vasos (821 litros). Leyó usted bien… O sea que ingerimos ocho veces más que el promedio mundial y cinco veces más que el promedio nacional que de por sí es el más alto del mundo.
No es una novedad. Algunas notas periodísticas de unos años para acá han hecho mención de esa situación y las clínicas y hospitales del sector salud lo saben perfectamente dado el alto grado de diabetes mellitus que se registra en pacientes. Es una enfermedad crónico degenerativa que representa un altísimo costo por el tipo de atención y además por ser prolongada (hasta 20 años) y de tortuosísimas consecuencias que incluyen amputaciones y desagradables síntomas. Dependiendo del tipo de tratamiento el costo promedio puede llegar ser hasta de 25 mil pesos mensuales. Terminan tarde o temprano con la muerte del paciente. El IMSS eroga alrededor de 50 mil millones de pesos anuales en el país en la atención de este padecimiento. En la Ley de Ingresos de la Federación 2019 se estimó una recaudación por el IEPS a bebidas azucaradas de 27,958.50 millones de pesos. Se supone que lo recaudado se destina a la promoción, prevención, detección, tratamiento, control y combate a la desnutrición, sobrepeso, obesidad y enfermedades crónico degenerativas relacionadas, es decir Diabetes. De acuerdo con informes estadísticos la tendencia de la morbilidad en el país es aceleradamente creciente. Entre los años de 2000 y el 2017 se confirmaron 7.32 millones de casos nuevos. De 2010 a 2018 el promedio anual se incrementó a poco más de 402 mil casos.
La diabetes mellitus es el reto más grande que enfrenta el sistema de salud de Chiapas en términos de atención médica y de salud pública. Quién sabe hasta qué punto el recién creado INSABI garantizará la atención médica ante este creciente problema. La enfermedad representó la principal causa de muerte en México. En Chiapas prácticamente se duplicó durante el período de 1998 a 2013. La incidencia de la enfermedad supera la media nacional.
En la ciudad de San Cristóbal la empresa Coca-Cola posee una de las dos plantas embotelladoras más grandes en México. Su capacidad de producción en el año 2008 con el agua extraída del subsuelo fue de 120 000 litros de refresco por día y un total de 43 800 000 litros para dicho año. Por lo visto, en Chiapas se consume más refresco que agua. La Coca Cola se vende en los municipios de los altos de Chiapas más barata que en todo México. Es parte de los rituales en el sincretismo religioso y por años un negocio caciquil. Hay Oxxos y expendios por todos lados y a esto hay que agregar que la mayoría de sus productos son comida chatarra que provoca también obesidad.
El gobierno Federal y del Estado deberían emprender una intensa y permanente campaña tendiente a concientizar y disminuir el consumo de refrescos por todos los medios a su alcance. Si la tendencia se mantiene y sigue al alza, no habrá dinero que alcance para más medicinas, médicos y clínicas. Si no se promueven acciones firmes, los chiapanecos seguiremos ocupando el deshonroso primer lugar en mortalidad a causa de este flagelo.

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