A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Montajes

El secretario de seguridad Alfonso Durazo, de plano no da una. Desde el fallido operativo para cumplir una orden de extradición en contra del Chapito que culminó con la fuga de reos, varios muertos y al final su liberación; quedó en claro que los militares no están dispuestos a someterse a un mando civil que no sea el propio presidente de la república.

El desencanto del López Obrador por la falta de resultados en materia de seguridad es evidente. Y es que las cifras no son nada halagadoras. Ya casi llegamos a 60 mil muertes cifra muy superior por la que tanto se criticó a las administraciones de Calderón y Peña Nieto. Parece que los abrazos no están funcionando mejor que los balazos.

Todo indica que atender las causas entregando apoyos a través del programa «Jóvenes Construyendo el Futuro» no les ha dado por lo pronto resultados. Eso huele más a dádivas con fines electorales. Aterroriza ver a grupos paramilitares con armamento sofisticado y vehículos convertidos en destacamento disputándose el territorio con otros grupos delictivos ante la ausencia de las fuerzas del orden y la presencia del estado.

Se oye bien pero no resulta eficaz aspirar a que muchos jóvenes tengan a corto plazo mejores condiciones de vida y oportunidades como para despreciar a quienes los cooptan por las buenas o por las malas. Les ofrecen cantidades dinero al que de otra manera no tendrían acceso, aunque con ello se jueguen la vida.

No cesan los crímenes y todos los días nos enteramos de nuevos enfrentamientos y masacres a los que pareciera que nos estamos acostumbrando. Lo que si lograron fue desmantelar a la policía federal. Al día de hoy se ha liquidado a más de sus 16 mil elementos. Desaparecieron fuerzas del orden que no han sido sustituidas eficazmente por la Guardia Nacional. La UIF (Unidad de inteligencia financiera) congeló más de 1.300 cuentas bancarias de empresas vinculadas al cartel del golfo, pero no se sabe como es que opera todo ese entramado, ni la manera en que pueda inhibir o desactivar la violencia.

Ante los videos del CJNG que circularon difusamente en redes sociales y noticieros, Durazo señaló que se trataba de un montaje. ¡Y pues vaya montaje! Porque no se cree que esas armas y vehículos hayan sido de juguete. Lo que si fue un autentico montaje es el aparatoso operativo con el que simularon llevar a Emilio Lozoya disfrazando a un personaje del que se difundieron fotos en la prensa y que nada tenía que ver con el recién extraditado. Lo llevaron directo a un hospital alegando problemas de salud que según los españoles nunca hizo saber cuando se encontraba recluido allá. Todo para que al día siguiente los militares salieran a desmentir a Durazo y confirmaran la existencia de estos grupos armados desplazando al secretario de seguridad que va que vuela para convertirse en un florero más del gabinete federal.

Otro que parece pintado es el secretario Gertz Manero. Es a él y no al presidente a quien le corresponde informar del caso Lozoya porque se supone que la Fiscalia General es autónoma. En un régimen de derecho resulta inadmisible que haya filtraciones a la prensa de un asunto tan delicado como las declaraciones de Lozoya. Lo tienen literalmente protegido a cambio de información que selectivamente irán deshojando a sus conveniencias políticas.

El presidente en estricto sentido no debiera saber sobre los detalles de la indagatoria y menos sobre la existencia de videos con los que pretende quemar en leña verde a una buena cantidad de personajes de la vida pública. Ahora si que le cayó como «anillo al dedo» en medio de la tormenta por la crisis sanitaria y económica que ha disminuido significativamente sus índices de popularidad. Ya se enjuga los labios pretendiendo aplastar a la oposición en las próximas elecciones. Prepárense para ver este espectáculo patrocinado por la 4t. Hagan sus palomitas y disfruten la función…

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