A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Pobre política

Decía el célebre político mexiquense Carlos Hank González, que un político pobre es un pobre político. La cita viene a colación porque resulta, piensan algunos, que para ganar elecciones se necesita mucho dinero. Por lo regular así es, así ha sido. La premisa ha dado pie a que los políticos mexicanos aprovechen los cargos para diezmar los recursos públicos y hacer su cochinito.

La decisión de reducir las prerrogativas a los partidos políticos en aras de una presunta austeridad en el ámbito estatal restringe la participación ciudadana dejándonos a merced de una plutocracia cuyas alforjas nos hacen dudar de sus orígenes. No se deja más alternativa que recurrir a los personajes políticos ya conocidos dado que pocos electores optarían por una persona poco conocida sin importar si tiene los atributos necesarios para desempeñar un cargo. Tienen que «tener o recibir mucho dinero» para «invertir» en sus campañas y ser conocidos. Así que por eso son los mismos de siempre y no podemos esperar a que hagan las cosas de otra manera porque ya están acostumbrados.

Eso ha dado pie a la rapiña, al financiamiento ilícito, al dinero del narco, al uso electoral de los programas sociales, al apoyo de contratistas o proveedores que luego cobraran sus favores. Es el circulo vicioso de la corrupción enquistada en nuestro sistema político. Nadie en su sano juicio invertiría los millones de su propio peculio ganados con el sudor de su frente que dicen cuesta ganar una elección a no ser que piensen en recuperarlos. Eso es tarea de filántropos. ¿O a poco cree usted que son tan generosos como para gastar 20 o 50 veces más de lo que cobrarían como sueldos en lo que dura su gestión?

Eso sucede con más frecuencia en donde predomina la pobreza y se abusa de la necesidad de la gente. El voto se monetariza. Se contabiliza en función del número de electores. La corrupción de la democracia disminuye en función del tamaño de las clases medias mejor informadas que razonan su voto y quieren a políticos y funcionarios honestos en los cargos de elección.

Por eso no estoy de acuerdo con el que piense en ganar con dinero para gastar a raudales en las elecciones. Sería garantía de que salimos de Guatemala para volver a Guatepeor. Si vamos a hacer alianzas para evitar la dispersión del voto, tenemos que hacerlo reivindicando la política con personas honestas y capaces. Prefiero a los buenos por conocer que a los malos por conocidos… Si no es así, pobre política…

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