A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Hacia el 2024

Me parece muy lamentable la falta de miras de Marko Cortés, el dirigente del Partido Acción Nacional. De los partidos de oposición el que aparece mejor posicionado, gobierna mejor y sus gobiernos están mejor calificados, es precisamente el PAN, solo que su dirigente no está en sintonía con ello. Son más visibles las senadoras Kenia López Rabadán, Xóchitl Gálvez y Lilly Téllez con sus encendidos y valientes discursos, que el menguado personaje que lidera al PAN.

El PRI, ni fu ni fa

Del PRI mejor ni hablar, el auto destapado Alito no enciende la más mínima pasión. Al PRI se le percibe como un partido indefinido y poco fiable. Sus gobernadores están entregados al presidente más preocupados por una franquicia diplomática que los exonere de cualquier persecución y les permita un exilio decoroso. Su vaga e imprecisa postura respecto de la reforma eléctrica parece más un guiño que una posición propia e independiente. Mueren por concederle sus antojos al presidente pretendiendo disfrazarlos con pequeños matices. Del PRD ni hablar, quedó desaparecido con la migración masiva de sus militantes a Morena. No tiene cartas fuertes.

Los que repuntana

En el mejor de los casos repunta en el PRI Enrique de la Madrid al cual se le ve como un tipo maduro, informado, con experiencias y propuestas muy interesantes. Se ve con un rostro más aceptable que el de otros personajes innombrables o ya muy quemados. En el PAN a falta de claridad de su dirigencia aparece con fuerza el nombre de la senadora Lilly Téllez despuntando en los sondeos. No se la debe menospreciar. Sus elocuentes y valerosos discursos han permeado. Mauricio Vila es el gobernador (de Yucatán) mejor evaluado del país, pero él está en lo suyo que es gobernar y dar resultados. No tiene presencia a nivel nacional y tampoco es garantía de arrastre.

Los candidatos cuentan

Recuérdese que nuestro afligido pueblo vota con el corazón o el estómago, pero muy pocos con la cabeza. Cada seis años los candidatos cuentan y pueden marcar la diferencia más allá del voto duro de los partidos. Nada le garantiza a Morena estar como primera fuerza con una preferencia mayoritaria pero cada vez más alicaída. Eso sin contar con el divisionismo interno.

No habrá efecto AMLO

El fenómeno López Obrador no se va repetir. Él es el santo de la devoción, el centro giratorio del universo cuatroteísta. Sin su presencia en la boleta la historia será diferente por más que se meta descaradamente a la elección. Ni Marcelo ni Claudia Sheinbaum le garantizan un triunfo abrumador al presidente. Ni en el mejor escenario superarían un 45% de los votos. Apostar por la injerencia desde las gubernaturas (las peores calificadas) y el manejo de los beneficiarios de los programas sociales tampoco garantiza nada.

Escenario complicado

En materia de resultados las cosas no apuntan para mejorar. No habrá el crecimiento económico esperado. La inflación está artificialmente contenida por el subsidio a la gasolina, pero de manera indirecta provocará más inflación al incurrir en un mayor déficit gubernamental. Por dos años consecutivos ha sido así y este año no mejorará ese escenario porque el gasto público se ha incrementado. El escenario internacional tendrá repercusiones al corto plazo. La paridad del dólar se mantiene porque el Banco de México ha subido las tasas de interés y el dólar ha caído internacionalmente. El aumento en la tasa de interés provoca un decremento en el crédito y aunque es un incentivo para invertir pues el rendimiento es mayor, es por esta razón que la economía tiende a contraerse. Por el contrario, una disminución en la tasa de interés provoca un mayor dinamismo en la economía. Eso dicen los expertos.

Las encuestas cuentan

La falta de reglas para consolidar una oposición fuerte con candidatos rentables también cuenta y no se ve nada claro al respecto. La gente espera más. Ahí es donde toma fuerza una eventual candidatura emergente del joven Luis Donaldo Colosio Riojas. Habrá mucha presión de importantes sectores de la sociedad para que los partidos se pongan de acuerdo y no fraccionen el voto como sucedió en 2018. Las encuestas irán descifrando el panorama.

Nada para nadie

Me atrevo a decir que en el 2024 no hay nada para nadie por más que se quiera cerrar con Pombo y platillos. Los grandes proyectos de infraestructura no darán resultados inmediatos más allá de la percepción artificialmente construida. Al final lo que cuenta para los electores es si realmente en estos seis años mejoraron su calidad de vida.

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