A Estribor / Juan Carlos Cal y Mayor

Un Bayly en las rocas

Recientemente el escritor y comentarista peruano Jaime Bayly que conduce un programa de lunes a viernes que se puede ver por YouTube o Facebook, presentó en CDMX su reciente novela “Los Genios”. El escenario fue la Feria Internacional del libro del Zócalo que dirige el obradorista de hueso colorado y director del Fondo de Cultura Económica, Paco Ignacio Taibo II.

Jaime Bayly es un afamado crítico de la izquierda y desde muy joven en el Perú destacó por su carisma, elocuencia y dotes sarcásticas. Su programa se llama simplemente “Bayly”, él es la marca. Ahí aborda diversos temas, pero el principal es su crítica a la izquierda populista latinoamericana y por supuesto gobiernos tiranos como el de Putin en Rusia, Kim Jon-un de Corea del Norte.

Igual arreció contra Donald Trump durante su atropellado mandato ufanándose al mismo tiempo de vivir en un país libre como los Estados Unidos donde la libertad de prensa es amplia. Allá los medios no dependen económicamente del gobierno sino del rating. En México son escasos los medios independientes del gobierno como es el caso del periódico Reforma, mismo al que López Obrador ha llamado “pasquín” en infinidad de ocasiones. Ante su imposibilidad de acallarlo no le ha quedado más remedio que tratar de desacreditarlo. No tenga duda que es el primero que lee antes de cada mañanera.

ELLOS SABÍAN

Pues bien, Jaime Bayly aceptó la invitación en un evento cuya atmósfera le podría resultar hostil. “Me han invitado -señaló- a la Feria del Zócalo a presentar mi novela Los genios; ellos saben de mis cuestionamientos críticos al presidente mexicano. Quizás, mi presencia cause disputas, soy crítico de la izquierda latinoamericana y de las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua. Mi perfil no encaja en un evento como esta feria. Pero, han sido muy atentos conmigo”.

LOS GENIOS

A pesar de ello, Bayly fue, digamos, políticamente correcto y dedicó su charla exclusivamente a la presentación de su libro. “Los genios” resulta una obra particularmente atractiva dado los protagonistas, pero sobre todo por el morbo que la hace provocativamente seductora. Los dos grandes del boom latinoamericano, Mario Vargas Llosa, Gabriel García Márquez y el misterio de un puñetazo propinado por el peruano al colombiano que los distanció para siempre. Vargas Llosa se ha negado a hablar al respecto y García Márquez se llevó el secreto a la tumba. Se presume que fue un ataque de celos o algo parecido, y es algo que Bayly aborda con sus dotes de narrador y la libre inventiva que permite el género novelístico.

ES UN HONOR…

La presentación fue animada como lo es Bayly y se ciñó al contenido de la novela, nada más. Sin embargo, al momento en que se abrió a preguntas, la primera la protagonizó ese prototipo de poseídos clonados y cuatrotransformados, que aprovechó la ocasión para fustigar al presentador peruano por ser un crítico de López Obrador. “Usted no conoce la realidad, López Obrador es el mejor presidente de la historia de México. Es un honor, estar con Obrador.”

Lo llamativo es que un auditorio digamos proclive a las ideas progresistas, le orquestó una severa rechifla al defensor oficioso del presidente, a lo que Bayly reaccionó con una calma chicha. “He venido a hablar de literatura no de política; pero, usted me obliga a que yo diga que es totalmente penoso, por ejemplo, que López Obrador adule a dos dictadores: uno cubano, y el otro venezolano”. Los organizadores del evento se fueron de inmediato ante tal desaguisado.

EL HUMOR SOCIAL

Y es que, aunque algunos no quieran aceptarlo, ya se esfumaron aquellos tiempos en que la figura de López Obrador generaba una espontánea, rebelde y anárquica empatía. El humor social parece estar cambiando de bando. Esa cantaleta suena más a una consigna que a lo que fue en su momento. Y ese mismo sentir se percibe cada vez más en las redes sociales. A cada mensaje en Twitter de la señora Sheinbaum, por ejemplo, se viene una andanada de críticas y agresiones verbales.

EL PAÍS DE NUNCA JAMÁS

La mañanera, el evangelio del día para la grey obradorista, ya no cuenta con la audiencia que tuvo en sus mejores tiempos. El interés que genera es netamente periodístico porque desde ahí se gobierna a punta de dislates como si se tratara de una corte medieval o una audiencia real en que se emiten órdenes y decretos reales, se dicta justicia y priva el reinado de “los otros datos”. Es el país de nunca jamás, en modo tropical y exótico, disque muy parecido a Dinamarca, donde los mexicanos no crecen y viven sin ninguna regla ni responsabilidad, pasando así la mayor parte del tiempo divirtiéndose con conciertos en el Zócalo y viviendo aventuras en el Tren Maya.

LA TERCA REALIDAD

Con la pena, pero el “cabecita de algodón” ya no es lo que fue, salvo para algunos fundamentalistas, convenencieros o beneficiarios de algún programa social. La narrativa oficial se topa todos los días contra la terca realidad. La violencia ha propiciado que vivamos con miedo e incertidumbre, la salud pública dista mucho de ser como en los países nórdicos, la corrupción sigue a todo vapor. El AIFA no funciona, el tren no termina y seguimos sin producir gasolina. La desigualdad sigue vigente, la promesa de continuidad suena a eternidad. La polarización deja de ser útil cuando los adeptos son cada vez menos. En una cosa hay que coincidir con el presidente: Tonto es el que cree, que el pueblo es tonto.

POSDATA

“Yo ahí, un liberal, con sobrepeso, que se había metido sin saberlo, en territorio enemigo, donde silbaban las balas de mis adversarios. Salí ileso, salí con vida…” remató después Jaime Bayly.

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