Al Son del texto / Tina Rodriguez

Foto: Aeropago

Los universitarios de la Universidad Intercultural de Chiapas con sede en San Cristóbal de Las Casas, parecen manipulados.
Pese a que se han dado las condiciones de diálogo, no presentan opciones para ello, en el entendido que negociar es establecer lo necesario para encontrar puntos de acuerdo.
La verdad no se entiende porqué los estudiantes en paro se niegan al diálogo o negociación, pero sobre todo probar las graves acusaciones por las cuales exigen, sin fundamento, la destitución de la directora de la División de Procesos Naturales, que es la doctora en ecología y medio ambiente, Angélica Camacho Cruz.
Obvio es que hay estudiantes que no encuentran razón en sus compañeros, pero sobre todo que consulten a distancia, qué hacer.
Esto es que hay personas ajenas al movimiento o que lo fomentan, para prolongar un paro sin razón y que no ha alcanzado el apoyo ni de los padres de familia por no enfocar el caso a los estudiantes que señalan la necesidad de reiniciar los cursos.
Menciones sobre los estatutos de la universidad y el reglamento de estudiantes, pues es claro que éstos no pueden remover a las autoridades, y menos sin evidencias de los supuestos malos manejos y administración.
Si las tiernen que las presentes y que se actué en consecuencia sobre quien sea.
Pero eso de que la llamada «asamblea permanente» –mala copia de la CNTE- o «STUNICH» para ser exactos, buscan privilegios a través de eso jóvenes, que no advierten el manejo político para el dominio de cátedras.
Estas se ganan por oposición, no por influencias o padrinazgos.
Es claro que esos trabajadores inconformes –que son académicos- han promovido, entre estudiantes, la violencia verbal, física y mediática en contra de todas las licenciaturas que se han manifestado a favor de reanudar las clases, y de resolver la situación de otra manera; está demás señalar que a los que quieren reanudad las clases les llaman «grupo de choque» y hasta «paramilitares», cosas fuera de contexto.
El pasado 10 de Octubre, los estudiantes inconformes convocaron a una asamblea a la que asistieron los estudiantes contraparte, incluyendo el rector, Roberto Morales Ortega, pero resultó que los estudiantes que quieren clases, si bien no fueron sacados de la reunión, los paristas les mencionaron que sólo podrían estar como oyentes, sin voz, ni voto.
¿Y luego?
La pregunta es para qué tienen tomada a la UNICH, si los inconformes han rechazado la voluntad de diálogo con la rectoría.
Qué tenemos: quejas de estudiantes de Turismo Alternativo y Desarrollo Sustentable; pero sin pruebas y desde luego sin observar la aplicación de la norma universitaria para esclarecer las graves acusaciones que son el motivo de su inconformidad.
Es claro que una universidad no puede ni debe estar sometida a luchas por el dominio de la rectoría, porque ese es el objetivo.
Menos por medio de mentiras e infamias de quienes no sólo ocasionan daño moral, quienes pretenden llevar el conflicto a un enfrentamiento entre «dos sindicatos», y alterar actividades claves en la formación profesional y en el cumplimiento de metas en favor de los estudiantes.

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