Al Son del texto / Tina Rodriguez

Las definiciones señalan que la negociación «Es un proceso de interacción comunicacional, entre seres humanos, mediante el cual dos o más personas o partes, que tienen intereses tanto comunes como opuestos intercambian información durante un periodo de tiempo, modificando su relacionamiento futuro mediante un acuerdo, con miras a logra la satisfacción total o parcial de sus intereses respectivos».
Por otro lado puede definirse sin tanto tecnicismo como el medio de comunicación que utilizan las personas para alcanzar una decisión consensuada respecto de un tema político que los atañe.
Porque la política se da hasta en la casa, y más cuando nos crecen los enanos; hay que negociar.
Entendemos que en toda sociedad existen problemas y tomas de posturas distintas y Chiapas no es la excepción; por lo que es necesario aprender a negociar cuando se identifica una situación de ésta índole, como han sido ya varios casos en la presente administración, sea Tila, Oxchuc, Chamula, Chenaló, por hablar de municipios en verdad complejos, o el Mocri o el magisterio, sobre todo éste último.
Ahora, los sectores u organizaciones sociales tienen que negociar con el poder, con el que no solo toma decisiones sino que también las ejecuta, pues éste puede aplicarse de acuerdo a la ley.
La otra es que siempre que se habla de conflicto le damos una connotación negativa, consecuencia del mal gobierno cuando la verdad, no es ésta administración ni la presente generación de chiapanecos, los que provocaron el llamado «conflicto magisterial», que la base de la CNTE llama «movimiento», y cuya evolución se ha centrado mucho en el derecho laboral y no en la calidad de lo que imparten, esa es una verdad indiscutible.
Cuando se negocia, podemos contar con un generador de cambios positivos, a partir del problema, las tensiones y los debates, y generar un proceso de intercambio entre las partes en disputa que ayuda al desarrollo y a alcanzar una resolución.
Solo que el magisterio democrático y el gobierno federal tienen cuatro décadas sin llegar a nada; entre estas partes no hay coordinación, y ésta no debe tener otro objetivo que la educación, tanto en espacios dignos como en calidad de la impartición.
Todos los conflictos se originan por luchas de poder, en los que se rompe el equilibrio y se fragmentan los grupos. Cada una de las partes tiene opciones para resolver la situación, salvo radicalismos.
En algunas ocasiones se puede imponer la solución a la otra por medio de presiones o llamar al diálogo para tratar de persuadir al oponente y obtener un consenso; la verdad en varias ocasiones se llamó al magisterio discidente para presentar propuestas y encontrar consensos, pero en dónde no hubo cambio fue en la necesaria evaluación para conocer -.como sucede en toda casa, tienda, fabrica, dependencia- interna de calidad.
Se necesita tener esa información para diseñar cómo mejorar la calidad que se demanda en un país tan grande como México, de los pocos en el mundo con educación básica gratuita, como derecho de los mexicanos, derivados de la Revolución Mexicana, en quizás una de sus valores más preciados inscritos en esa carta magna que el año que entra cumple un siglo de promulgada.
Magisterio y gobierno deben negociar, sin terquedad, con el objetivo d servir, no de servirse, y menos para el beneficio político de nadie.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *