Al Son del texto / Tina Rodriguez

No han sido pocos los accidentes de lamentables consecuencias para los ciclistas, que sin mencionar ningún caso en particular, por años han muerto arrollados por la imprudencia de conductores y autoridades, pues por un lado creen que las carreteras, calles y avenidas son de la exclusividad de automotores, cuando hay motocicletas y bicicletas que también se utilizan para desplazamiento, en el entendido de que no hay nada que lo prohíba.
Y muy aparte de que también la cinta asfáltica es amplia, para casi tres unidades, por alguna causa que lleva más a la sospecha que a la casualidad, los ciclistas son alcanzados, en algo que ya debió llamar la atención de la autoridad, si es que están especializadas como dicen sus comunicados.
El caso que incluyendo competencias oficiales de ciclismo o atletismo, de vez en vez se conoce de accidentes con lamentable deceso, cuando no en medio de los excesos es el occiso el responsable por imprudente, de «pedalear» a media carretera como sucede mucho en los caminos a Villaflores o en las zonas indígenas.
Y obvio el responsable es el automovilista.
Esto puede ser el origen de que se den a la fuga, porque hasta dónde era sabido se es culpable hasta demostrar lo contrario, aunque de acuerdo a iniciativas del magistrado presidente del tribunal de justicia, ahora es al revés: es la ley la que debe demostrar la culpabilidad del acusado, y cuando no se pueda, pues va para afuera, como fue el caso del ex edil de Frontera Comalapa.
¿Pero en estos casos de autos fantasmas que matan sin ninguna lógica vial posible a un ciclista que va pedaleando orillado, del que sabemos sus antecedentes como deportista, padre, trabajador previsor?
Casi siempre estos casos quedan en la impunidad, y uno se pregunta cómo es que el imprudente –en tanto tramo- se tiene que impactar con quien no lo ve, que va concentrado en su ejercicio, matándolo con toda alevosía y ventaja con una unidad que lo impacta o pasa encima.
Es homicidio, desde luego, por imprudencia o lo que resulte, dejando mucho dolor en sus seres queridos.
Por esto hace falta una campaña de respeto a los pedalistas, a los corredores, en éste sexenio que se pondera el deporte, con excelentes instalaciones, de acuerdo, pero hay que advertir que son cada vez más los que acuden a los deportivos, que van trotando o pedaleando por las arterias de la ciudad hasta llegar a estos, que hay que estar atentos a los laterales por si va uno ejercitando.
Y señalamientos a los conductores de que puede haber un deportista enfrente, o de plano a lo extremo, declarar esos extremos como lo hicieron en el bulevar «Belisario Domínguez» –que nadie respeta- zona de ciclistas, pedalistas, corredores, y evitar así más muertes.

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