Al son del Texto / Tina Rodriguez

No tenemos idea cuantas amas de casa, en esa doble jornada y a veces hasta madre solteras, se quedaron sin sustento en ésta ola de despido, quiero creer necesarios ante el llamado engordamiento de nóminas durante el sexenio pasado, y que ya no se pueden seguir soportando en la administración pública.
Hay algo cierto: si eso no comprende en verdad medidas de austeridad para el dispendio enorme que significan los privilegios para funcionarios públicos, de jefes de área hasta el gobernador, será demagogia.
Pero también un cinismo, y costoso, porque esa madres de familia ya padecen el no haber cobrado la pasada quincena, y el colmo sería que hayan mantenido a los recomendados, esos aviadores con sueldos escandalosos que no le rinden ningún beneficio al estado, y sí una sangría debilitadora a la estructura de que se trate, y en la que los administrativos pueden manipular para que ese sueldazo de haga tres puestos mínimo.
Se entiende que hay medidas dolorosas en los gobiernos, que sacrifican un puñado para beneficiar a más.
Esto es hacer un camino en vez de pavimentar dos poblados con todo y drenaje, por ejemplo.
Los caminos son progreso, se sabe. Pero muchas veces el populismo se impone, y los gobernantes o munícipes prefieren eso a la cobertura social.
La medida ha sido cuestionada, pero no ha habido o sido posible una reacción social sobre el particular como se logra con el «gasolinazo», que más que la verdad si impacta en todos por igual, y entonces tenemos que la organización social no es tan consecuente como se cree o se dice en las redes.
La otra es que las marchas sufren un desgaste.
Poco a poco se disminuye la participación, hasta que solo se quedan los organizadores y desisten ante una sociedad que no resiste mucho aun sea en su perjuicio, y regresamos al conford de mejor pagar que protestar.
Pasó con tantos movimientos anteriores, Atenco, Ayotzinapa, magisterio.
Esa es la apuesta del gobierno: el desgaste de los inconformes.

Al Son que me toquen

Bien dicen que Donald Trump no es presidente ni de México ni de Canadá y de ningún otro lado sino de estados Unidos, y quiere que los empresarios nacionales produzcan desde esa nación para el mundo, y no desde otras partes del mundo, para vender sus productos en su nación.
Trump es empresario y sabe de eso, y pese a ser de los multimillonarios más destacados, parece que no comete lo que hacen sus homólogos.
Ha sido cuestionado por misógeno, xenófogo, racista, pero no por tener plantas de sus empresas en el extranjero.
Salvo el movimiento femenino que no lo quiere, los latinos que no lo quieren, y una buena parte de la raza negra en ese país que lo cuestiona, por el lado laboral está ganando adeptos, por procurar se incrementen como nunca las ofertas de empleo, en un país en dónde lo más importante es ganar dinero, que es también el objetivo de los que migran ilegalmente a ese país.

Compartir:

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *