Al Son del texto / Tina Rodriguez

En breve la Cámara Local de Diputados tomará posesión.
Son 41 diputados los que llegarán a la nueva legistura a la mitad del sexenio, en medio de una polémica de manipuleo de cifras en la capital del estado, que mantiene el interés público, por saber quién será el alcalde de Tuxtla Gutiérrez.
Por los siguientes tres años, éstos legisladores se encargarán de legislar y en teoría, de representar a los ciudadanos del estado, en medio del cuestionamiento de que son en realidad representante de sus partidos y no de los que votaron por ellos.
Y es que la labor legislativa está muy devaluada, no por sus propios integrantes, sino de sexenios de política para los políticos y en los últimos años, para los partidos, la llamada partidocracia.
No de mi idea, sino acuñado en el siglo pasado, los congresos estatales o el propio Congreso de la Unión, fueron llamados oficialía de partes que reconfirmaba lo que el Ejecutivo de que se tratara pensaba o quería, y que se convirtió en una simulación democrática al tener unos pocos diputados de oposición frente a una mayoría siempre priísta o panista o perredista según el estado de que se trate el partido gobernante.
Así, en Tabasco la mayoría es diputación perredista como en Morelos; en el DF es perredista como pronto en Michoacán o priista como vuelve a ser en Guerrero o es en Veracruz.
O Verde como será en Chiapas como panista en Sonora.
Todos éstos estados tienen gobernador como mayoría en sus congresos del mismo partido.
Ciertamente al final del pasado siglo el Congreso de la Unión comenzó a dividirse, los priístas perdieron la hegemonía absoluta y distintas fuerzas políticas ganaron espacios tanto en la Cámara de Diputados como en el Senado, lamentablemente esto no ayudó a la labor democrática, pues la cosa se transformó en intereses cupulares, partidistas y comprobadamente distantes de las necesidades de la gente.
Son pocos los que en cada entidad o en la nación misma, se sienten representados en sus congresos legislativos.
Esta vez en Chiapas no llega una legislatura dividida, ni con una mayoría del PRI.
Hay incluso una nueva fuera política: Morena, cuya votación mostró que ya tiene presencia en la entidad.
Morena es un cisma en la izquierda chiapaneca: logró más que el PRD.
Pero de todos modos en el mejor de los optimismos, éstos nuevos legisladores tienen el reto de acercarse a la gente, de comenzar a gestar el cambio de imagen en los diputados.
¿Lo lograrán en tres años?
Se duda.
No se espera nada espectacular de la próxima legislatura local. Pero tendremos tres años para ver, escuchar y analizar.

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