Al Son del texto / Tina Rodriguez

Tiene tiempo que en las redes se comenta sobre los graves problemas de corrupción y abusos que se detectan entre los gobernantes salientes, del nivel y partido que sean, pero sobre todo la nula acción judicial en su contra.
Los entrantes, luego de campañas incendiarias en las que prometen el combate a la corrupción, enmudecen el tema, y se ponen a tratar de hacer en los primeros cien días de su nuevo gobierno, lo que no hizo su antecesor en tres o seis, según el nivel, olvidando eso de llamarlo a cuentas.
Y es que no pueden, o no tienen cómo.
Casi nunca los gobernantes firman nada comprometedor; lo que los beneficia ingresa interpósitas personas, es decir, sus funcionarios, que son los que limpian las manchas o las pagan, según el caso, y contados son los ex mandatarios que caen a la cárcel, como Andrés Granier de Tabasco, pero no fue así con Marcelo Ebrar, aun los miles de millones que nadie sabe cómo se invirtieron, en la obra Línea 12 del metro que, aun es un problema de ingeniería tremendo.
¿Cómo puede ser eso?
Pues como dice mi compadre Enrique Alfaro: «Así pasa cuando sucede».
En lo local tenemos la promesa del alcalde Fernando Castellanos Cal y Mayor de, pedir cuentas y en su caso, hacer la denuncia ante quien corresponda, para que se aclare el desorden urbano que hicieron de la capital del estado, que causaron enormes pérdidas que se han generado al comercio, y que deben ser explicadas y castigadas.
No es posible que eso quede impune, salvo como siempre, se concertasesione.
Los recientes cambios de autoridad en los niveles de gobiernos estatales, municipales, y las denuncias inmediatas de los recién llegados –incluido las de Castellanos con aquello de «no me dejaron ni para los aguinaldos»-, confirman la corrupción que se aplicó durante el llamado «año de Hidalgo», vigente desde el priismo antiguo.
¿Qué ha cambiado con eso de la transición primero y la transparencia después?
En realidad ¿Qué?
¡Hay un total desaseo en el sector público!
Que en las dependencias estatales y municipios endeudados a falta de radicación de presupuestos, merecen una explicación o ¿el pueblo chiapaneco no la merece?
El caso es que los que aparecen como saqueadores de sus municipios, son los ex alcaldes, o en su caso, los de las obras federales no terminadas, los propios gobernadores.
Y es que para lucimiento se las adjudican y cuando se atoran, ya es demasiado tarde para exculparse: por eso una obra municipal a destacar, se la apropia el alcalde aun sea inversión estatal, e igual sucede en el estado con la inversión federal.
¿O cuánto dinero propio generan los municipios o la entidad como para decir es mío?
Es más, ni dinero hay; por todos lados se quejan.

Al Son que me toquen…

Y siguen los hostigamientos en contra de los trabajadores del ayuntamiento tuxtleco. Por enésima vez son víctimas de la prepotencia absurda de ver, qué empleado es corrupto, cuando los de abajo son los que deciden.
Deciden los nuevos jefes, que llegan con su equipo inquisidor.
Pronto esos nuevos jefes y sus de confianza, serán los cuestionados por un pueblo, que al igual que los trabajadores ahí, en el municipio están cansados, de los excesos, mejor que miren hacia atrás y busquen a esos exjefes, y no a los empleados sindicalizados, que no tienen, ni han tenido, ese poder de decisión, en las porquerías que hizo Toledo Córdova, al que ahora dicen, esta, por las Europas.

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