Al Son del texto / Tina Rodriguez

Buen cuidado tuvieron en el magisterio de no prolongarse un día más en su paro de labores de éste inicio de semana pues contabilizaron tres faltas injustificadas, y como los que serán despedidos por no evaluarse –y en eso el gobierno no puede echarse para atrás pues ya lo anunció, y retractarse va a hacer un juego de la ley-, pagarían las consecuencias.
Compartimos el derecho del magisterio a protestar por la defensa de sus derechos, a el derecho de huelga pero siempre y cuando exista razón, pero tenemos que la calidad educativa en el subsector básico no es buena en realidad, y esto sin ánimo de restar derechos, y si destacando que en el gremio no ha habido una preocupación constante por mejorar, quedando supeditados a esos programas gubernamentales de la SEP que no son del todo buenos como afirman en ese dependencia, anquilosada y llena de frenos tanto ideológicos que impactaron por años la relación con los docentes.
Desde luego que los efectos del charrismo se sienten ahora, su reflejo es preocupante en la estructura educativa básica, y la reacción tardía del gobierno con una reforma como si no tuviera responsabilidad en el punto no se puede aceptar.
Claro que hay responsabilidad del gobierno, y mucha.
Que ahora aparezcan con las supuestas correcciones buscando también dominar a la disidencia, es nefasto, porque lo primero en la educación es ponderar la libertad de pensamiento, no el control de criterios, como ha sido en los libros de textos que no incluyen textos de la realidad nacional de pobreza y miseria, y a la vez de explotación y barbarie.
Claro que hay responsabilidad en el sector educativo, al designar a funcionarios sin experiencia y ni conocimiento, con una pobre visión de un nacionalismo de vanguardia, que forjado con los años en vez de agachados levantaran su voz exigiendo justicia.
Eso debió ser desde hace años, aunque llegó el tiempo en las redes sociales, en dónde los niños de primaria acuden para enterarse de la realidad de su país, de éste tipo de movilizaciones son ninguna información más que mantas y gritos y consignas que no le dicen nada a la población, que de paso padece la prepotencia magisterial a causa de «su lucha».
Durante dos días decenas de miles de tuxtlecos, muchos más de los que marcharon entre y con el magisterio, fueron los más afectados, como siempre.
Eso no es socialmente justo ni políticamente democrático.

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