Analisis a Fondo / Francisco Gmez Maza

[NAME CHANGED] Pilar, 15, looks out from the ¨Casa del Migrante”, a transit center for those who have been deported or are passing through the city in Guatemala City, Guatemala on May 2, 2018. She came to Guatemala with her whole family from El Progresso, Honduras. Pilar was approached by a girl in school that wanted her to join Mara 18 and wanted her to become a sex worker for the gang. The girl threatened her that if she did not join the gang, the Mara would kill her whole family. She asked her father to leave. They sold everything, didn’t tell anyone, and left one month ago. They plan to stay in Guatemala. Pilar says: “It was hard to leave my friends, especially because I couldn’t say goodbye. We couldn’t risk the gang finding out.” In recent years, an increasing number of children and families from the Northern Triangle countries of Central America – El Salvador, Honduras and Guatemala – are migrating northwards through irregular pathways, hoping to resettle in the U.S. Some are fleeing pervasive gang violence in their home communities, while others are trying to escape endemic poverty. Many are hoping to be reunified with family members already living in the U.S. or are looking for better education opportunities. The common thread that joins everyone who sets off on this journey, however, is the hope for a better life. The perils of the journey northward are well documented. Children and families without access to safe and legal migration pathways often take dangerous informal routes to reach their destinations. While transiting within the region and through Mexico, migrants from Central America may fall victim to trafficking, exploitation, violence and abuse at the hands of criminals or security forces. Unaccompanied children and women are at even greater risk. Anecdotal evidence suggests that the risk of victimization while in transit is significant. If much is known about the risks to migrants traveling northward, relatively scan

Derechos Humanos

  • Migrantes, muy maltratados por EU
  • Retroceso en la paridad de género

Dos noticias que, como marros de herrería, no dejan de martillarme en las orejas, porque son informaciones que no hubiera querido escuchar, ni leer, ni comentar.

Ambas informaciones lesionan gravemente los derechos humanos. Revelan mi impotencia para actuar directamente y sólo me dejan el camino de la denuncia periodística contra nadie, porque quienes pueden cambiar el estado de cosas ni siquiera tienen intenciones de cambiarse a sí mismos.

La primera noticia tiene qué ver con la situación dramática de los migrantes hispanos que llegan, como Dios les da a entender, a territorio estadounidense y ahí son aprehendidos y encarcelados sin miramientos y en ese momento pierden el control personal de su destino porque la Patrulla Fronteriza les conculca, les expropia, la libertad inclusive hasta de pensar y querer.

La segunda nota se refiere al futuro inmediato, «pospandémico», de muchísimas mujeres, que se quedaron sin empleo, en medio del arroyo, con el estallido sanitario que obligó al mundo a parar las actividades económicas, por lo que se destruyeron miles de empresas y, obligadamente, a dejar en el abandono total a sus trabajadores; en este caso, trabajadoras.

Respecto de los migrantes, de acuerdo con reportes recabados por agencias de prensa como la Associated Press, el número de detenidos es más del doble que al final de febrero: casi 27,000 personas para el 22 de julio, según los datos más recientes del Servicio de Control de Inmigración y Aduanas de Estados Unidos (ICE). Tal cantidad supera los 22,000 detenidos el julio del año pasado, bajo el mandato del entonces presidente Donald Trump, aunque sigue muy por debajo del récord de agosto de 2019, cuando había más de 55,000 detenidos, según datos del ICE.

El aumento de las detenciones es doloroso para los aliados proinmigración del presidente, Joe Biden, que esperaban que cambiara la dura estrategia de su predecesor. Biden prometió, en campaña, poner fin a la detención «prolongada» y el internamiento de inmigrantes en prisiones privadas, que alojan a la mayoría de las personas retenidas por el ICE, de acuerdo con el corresponsal de AP.

El secretario de Seguridad Nacional, Alejandro Mayorkas, dijo en una comparecencia reciente, ante el Congreso, que estaba «preocupado por el uso excesivo de la detención» y prometió seguir revisando los centros problemáticos.

El creciente número de solicitantes de asilo, detenidos durante largos periodos, es uno de los datos más preocupantes, de acuerdo con Heidi Altman, directora de política en el Centro Nacional de Justicia para Inmigrantes. El número de detenidos que han superado su primer filtro en el proceso de asilo ha pasado de unos 1,700 en abril a 3,400 a finales de julio, lo que les convierte en aproximadamente el 13% de todos los detenidos, según los últimos datos del ICE.

«Según la propia política del ICE, es gente que ya no debería estar detenida», dijo Altman, en referencia al proceso del ICE de dar libertad condicional a los solicitantes de asilo hasta que un juez decide su caso. A DESFONDO: En otro orden de cuestiones, la Organización Internacional del Trabajo dio a conocer datos preocupantes en torno a la situación de las mujeres en el mundo, a raíz de la pandemia de coronavirus: La desigualdad de géneros, en el mundo del trabajo, se aumentó con la covid-19, golpeando desproporcionadamente la ocupación y los ingresos de las mujeres. Y no cambiará en el futuro cercano. Según las nuevas proyecciones globales de esa agencia de la ONU, en 2021 sólo el 43.2% de las mujeres en edad de trabajar tendrá un empleo, en tanto que el 68.6% de los hombres estará trabajando, un nivel que recupera el índice de ocupación masculina previo a la emergencia sanitaria. Y si bien el empleo femenino crecerá más rápidamente que el de los hombres, el año entrante, no alcanzará a compensar la pérdida sufrida por la pandemia y el nivel de ocupación no llegará a la marca de 2019Los datos del nuevo análisis del organismo especializado señalan que entre 2019 y 2020, el empleo de las mujeres decreció un 4,2%, es decir, perdió 54 millones de puestos de trabajo, mientras que el de los hombres se redujo en un 3%, o 60 millones de trabajos… El admirado colega Elio Henríquez, corresponsal en Chiapas del diario La Jornada, informó que unos 400 indígenas desplazados a causa del conflicto en Pantelhó retornaron este miércoles a su comunidad de San José El Carmen. Los tsotsiles estaban refugiados, desde hace casi un mes, en las comunidades de Yabteclum, Acteal y Acteal Alto, del vecino municipio de Chenalhó. Las 86 familias retornaron en caravana de camionetas de las llamadas estaquita, acompañados por el párroco de Chenalhó, Enrique Sánchez Díaz, y por los integrantes de la mesa directiva de la organización Sociedad Civil Las Abejas, aunque no pertenecen a esa agrupación.

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