Analisis a Fondo / Francisco Gmez Maza

La economía ideal en días de ira

• Elecciones, reflejo del malestar glandular de la población
• Y el gobierno tendrá que apretarse aún más el cinturón

En medio de una jornada electoral antidemocrática, en la que los que tragan más pinole son los que tienen más saliva, tanto en los estados donde se nombra gobernador como en Ciudad de México donde se elige la asamblea constituyente, se impone la realidad de una economía que no da para más en lo que resta del sexenio peñista, una economía en la que el gobierno tendrá que taparse hasta donde le dé la sábana y estirar un poco el dinero para que haya comida para los hambrientos.
Para ello, el Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), en boca de su director Luis Foncerrada, está proponiendo mayores sacrificios que tendrá que asumir el gobierno principalmente en sus gastos improductivos, como lo que se denomina gasto corriente, en donde necesariamente tendrán que sufrir inmisericordemente los trabajadores.
De esa manera, según cálculos de Foncerrada, y del presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón. El recorte al gasto debe de ser 3 veces mayor al ejercido en 2016. Debe ascender el ahorro a 300 mil millones de pesos para 2017.
Para ajustar las vulnerabilidades económicas que generan los riesgos a corto y mediano plazo, es necesario que en 2017 el gobierno haga un recorte presupuestal por 300 mil millones de pesos, dijo el director del Centro de Estudios Económicos del Sector Privado (CEESP), Luis Foncerrada. Ese monto sería tres veces mayor al ajuste aplicado este año y casi el doble de lo que se anunció para el siguiente.
Es indispensable que el gasto gubernamental sea menor si se quiere evitar un incremento de la deuda como proporción del producto interno bruto (PIB), pues de lo contrario seguirá en aumento. Sería también deseable que el superávit primario para el próximo año fuera de 1.5% del PIB en lugar de quedar en 0.2% como se anunció en los Precriterios de Política Económica, publicados por la SHCP.
En tanto, la inversión público-privada debiera ser significativamente mayor a su valor actual; es decir de 27% en lugar de 21% del PIB, agregó. Desafortunadamente, indicó, los mayores recortes se dan en inversión física.
Pero aclaró que hay «espacio» para hacer más recortes en el gasto, porque hay programas asistenciales que no logran alcanzar sus objetivos de reducir la pobreza o la desigualdad. En tanto, el presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Juan Pablo Castañón, comentó que en el entorno nacional e internacional hay un panorama adverso, debilidad de las economías, reducción de tasas de crecimiento de Europa, Asia y China, así como una caída en los precios de materias primas. Y el escenario podría «agudizarse» en las próximas semanas por los efectos que tendría una posible salida de Reino Unido de la Unión Europea, los movimientos que realice en la tasa de interés la Reserva Federal (Fed) de Estados Unidos y el impacto que ambos factores tendrán en la paridad de las monedas frente al dólar.
El crecimiento del mercado interno tiene un origen coyuntural, agregó, como el hecho de que las remesas empujan el consumo pues cada dólar vale entre 2 y 3 pesos más que el año pasado, y hay incertidumbre respecto al ambiente de negocios por los problemas ligados con la falta de Estado de derecho. Además, Castañón explicó que aún no se decide un incremento al salario mínimo, porque se esperan los estudios que medirán los efectos que tendría esa medida en la economía.
Sin embargo, va siendo ya de urgencia definir un salario mínimo que sea justo y remunerador, porque si es justo y remunerador no tiene por qué ser inflacionario. De los ahorros que haría el gobierno federal en su programa de austeridad podría salir el recurso para equilibrar el salario mínimo. Porque éste si viene siendo un gasto productivo.

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