Articulo / Ernesto Gmez Panana

Chiapas: La patria y el vacío

Estudié la primaria en una escuela que se llamaba Fray Matías de Córdova. No se llamaba Miguel Hidalgo ni Morelos, ni Zapata o Villa. No. Mi escuela se llamaba Fray Matías de Córdova, como el padre de nuestra patria chiapaneca.
Desde ahí se forjó esta noción del ser mexicano pero antes que eso, de ser orgullosamente chiapaneco.
Supongo que los veracruzanos se sienten orgullosos de ser jarochos, los morelenses igual, los regios, los mexiquenses, los chilangos o los hidrocálidos igual pero sin duda en ninguno de esos lugares conocen lo que es ser mexicano por elección.
Ser chiapaneco es singular. Es pertenecer al último reducto nacional, su frontera olvidada, sus ríos, su selva, su cielo y su gente… y sus políticos, su partido verde y su gente.
Hoy se conmemoran 191 años de que los chiapanecos, por mayoría, en una elección para muchos epopéyica y para otros tan falsa como las actuales, la voluntad de la mayoría nos hizo ser parte de la República Mexicana. Oportuno momento para mirar el entorno y reflexionar sobre lo que acontece en esta tierra.
Hace tres años, fue electo por abrumadora mayoría el señor Manuel Velasco como gobernador del estado.
Hoy, Chiapas atraviesa por una de sus peores crisis. El estado vive sin el mando de una autoridad fuerte. La inconformidad crece y se reproduce. Diversas voces hablan de ingobernabilidad y si, la autoridad ha erosionado su legitimidad: De nada valió ganar la elección con el triple de lo que nunca antes había ganado una elección a gobernador de Chiapas.
El ejecutivo figura en revistas de sociales, sabemos de su boda, sabemos de que felicita al nuevo líder del PRI, sabemos de su pesar por la muerte de Joan Sebastian pero no sabemos qué opina de los bloqueos cotidianos a la caseta de San Cristóbal, no sabemos qué opina de las marchas en contra de Fernando en Tuxtla o menos aún de las terribles inundaciones en el boulevard Belisario Domínguez. De plano tampoco sabemos si hay gobernador o peor aún, tampoco sabemos para qué demonios quería ser -buscó y lo logró-, ser gobernador.
Chiapas ha tenido mejores tiempos que los que hoy vive. Chiapas es una tierra rica que hoy ha despertado y demanda autoridades responsables, serias, honestas y con vocación de gobierno, no únicamente con vocación de poder.

Chiapas merece más. Los chiapanecos merecemos más.

Hace casi 200 años, esta provincia eligió su destino. Hoy, el vacío de autoridad existente obliga a reaccionar y tomar acción. Venga Chiapas! Despertemos y tomemos una vez más el destino en nuestras manos.

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