¿Debe Chiapas volver a la «normalidad»?
• El Consejo de Salubridad General (CSG), estableció como regla inviolable que solo regresarán a las actividades normales, aquellos municipios que no fueron contagiados y que NO tengan vecindad con los que sí reportaron casos de Coronavirus.
La postura del gobierno federal es retornar a la «normalidad» lo más pronto posible, pese a que la tendencia es hacia una potencial expansión de la pandemia y a que la tasa de mortalidad, crece exponencialmente, principalmente en áreas densamente pobladas y por ende, con mayor actividad laboral.
Las cambiantes proyecciones de la secretaría de Salud, ubicaron el «pico» de contagios y muertes, para éste mes (mayo), estableciendo fechas fijas e incluso, el propio presidente López, anunció que la curva ascendente, había sido «aplastada» (sic). Para éste sábado, 16 de mayo, las estadísticas seguían contraponiéndose al discurso oficial.
El porcentaje de nuevos casos y decesos, superaba la expectativa de una disminución, superando a China en número de muertos y evidenciando errores de forma y fondo, errores tácticos y estratégicos, y errores de precisión que, de no haberse cometido, hubieran permitido proyecciones más cercanas al escenario actual y de paso, le habrían evitado a la administración federal, el cúmulo de sospechas, críticas y reproches justificados.
Retornar a la «normalidad» es otro claro error de cálculo y apreciación; es, evidentemente, un capricho personal del presidente de la República.
Las cifras —con todo y que se manipulen, maquillen u oculten— son aterrantes, devastadoras. Las débiles medidas previas a la llegada del virus y las tomadas, a regañadientes, durante los primeros casos de contagios, fueron insuficientes; a lo anterior añadamos la confusión creada por las autoridades sanitarias, la indiferencia, la falta de capacidad de respuesta inmediata, la ausencia de un equipo de crisis, la pésima estructura hospitalaria, la escasez de medicamente, el poco personal médico… y la corrupción que a pesar de la 4T, sigue robusta e intocable.
Volver a la «normalidad» tiene sus normas, medidas que, según el gobierno federal, se apegan a las exigencias de cada región, estado y municipio. Creó para tal efecto, un «semáforo» que incluye estados donde el Covid-19 está causando estragos y tiende a incrementar su devastación.
Chiapas, según el mapa/semáforo (recuadro 1), está entre las entidades en color verde, lo cual significa que debe reanudar actividades conforme al calendario emitido. Es decir, toda la fuerza laboral —esencial y no esencial— se pondrá en marcha; se reabrirán todos los espacios públicos, se permitirá la movilidad de las personas consideradas vulnerables y los estudiantes volverán a las aulas. (Recuadro 2).
Pero, ¿debe volver Chiapas a esa pretendida «normalidad»? ¿Estamos en condiciones de desafiar a la pandemia? ¿Apoyan las cifras oficiales esa acción? ¿Qué garantías reales tendremos? ¿Cumple el estado con los estándares adecuados para un regreso sin complicaciones ni riesgos? ¿Se ha analizado el grave peligro de exponer a la gente en pleno «pico» de la pandemia? ¿Hay elementos para considerar que en Chiapas no habrá tendencias al alza de contagios y muertes? ¿Se ha pensado en el incremento y posibles rebotes? ¿Se ajusta la entidad a las exigencias federales para estar entre los estados elegidos?
El Consejo de Salubridad General (CSG), estableció como regla inviolable que solo regresarán a las actividades normales, aquellos municipios que no fueron contagiados y que NO tengan vecindad (colindancia, para ser más exactos) con los que sí reportaron casos de Coronavirus. Esto, por cierto, lo reiteró el presidente López en varias ocasiones.
En ese contexto, la lista inicial de municipios chiapanecos libres de la pandemia, abracaba a 65 «de los 113» (sic); es claro que ni el CSG ni la secretaría de Salud, tienen idea de cuántos municipios tiene Chiapas. Y tampoco conocen la geografía estatal. Para el sábado por la tarde, ésta se redujo drásticamente, a solo cinco de los cuales, uno está entre la lista de contaminados (La Grandeza).
Los otro cuatro son Bejucal de Ocampo, que colinda con La Grandeza, donde se reporta un caso; Metapa de Madero, colindante con Motozintla, con cuatro casos confirmados; obviamente ésos municipios, no podrán reanudar labores.
De los 124 municipios (125, contando a uno recién creado y del que poco o casi nada se sabe), según las cifras presentadas éste sábado por el Instituto de Salud local, en 54 municipalidades se han detectado casos confirmados de contagios; en 70, no se han presentado incidencias. En otras palabras, el 66.96 de municipios, ha sido afectado por el virus, mientras que el resto de la población, sigue bajo riesgo latente.
Si nos apegamos a la normativa que ordena que ninguna localidad que limite con otra con reportes validados debe reanudar actividades, en Chiapas solo los municipios de Montecristo de Guerrero, —que limita con Mapastepec, Angel Albino Corzo y Siltepec— y Tapalapa —colindante con Chapultenango, Pantepec, Coapilla y Ocotepec—, tendrían esa posibilidad, toda vez que sus vecinos, están libres de la enfermedad.
El desorden ha llevado al gobierno de AMLO a dar pasos en falso; en un principio, los encargados del desastre, enlistaron a municipios que siempre estuvieron fuera de toda posibilidad para reinsertarse en el cacareado retorno. El CSG nominó para ello, por ejemplo, a San Juan Cancuc, que limita con Chenalhó, en el que se detectaron dos casos; otro es La Concordia, que limita con Chicomuselo, con un caso. Metapa de Madero, colinda con Tuxtla Chico; Osumacinta con Tuxtla Gutiérrez, Rayón con Tapilula y así… Todos los municipios libres del virus, tienen un vecino contaminado y eso, imposibilita el irresponsable deseo presidencial de un eventual regreso.
En la página oficial de la secretaría de Salud (en «reparación», por cierto), encontramos un mapa de Chiapas con las áreas contaminadas en rojo y las libres, en blanco. Como podrán observar, todos están interconectados con los afectados. (Recuadro 3).
Por otro lado —y contradiciendo la lista de municipios chiapanecos sin contagios y considerados «listos» para salir a las calles—, el mapa que la secretaría de Salud Federal y el CSG dieron a conocer de los 269 municipios (que en las últimas horas ascendió a 324 pueblos de «la esperanza», no obstante la rápida expansión del virus) en los que se reactivará la «normalidad», en Chiapas, solo tres están marcados con verde; estos podrían ser Montecristo de Guerrero, Tapalapa y Tuxtla Chico. En éste último, se detectó el primer caso entre el miércoles y el jueves pasados. (Recuadro 4).
Por último, analicemos el mapa denominado «Índice de vulnerabilidad»: en esa medición —realizada por el CSG y SS—, Chiapas aparece entre «Medio», «Alta» y «Muy Alta». Como «Muy Alta», aparecen las regiones Selva, Altos, Norte y parte de la Sierra; como «Alta», Norte, Mezcalapa, Altos, Frailesca, Sierra y la franja fronteriza con Guatemala y como «Media», Centro, Costa, Frailesca. (Recuadro 5).
Curiosamente en ese mapa, Tapachula (con 72 casos confirmados) y Tuxtla Gutiérrez (216 contagios hasta el 16 de mayo), también aparecen en la categoría de «Muy Baja».
Las recientes cifras sobre nuevos contagios, revelan que el incremento está entre el 541.08 y el 700.44 por ciento; el miércoles reciente, hubo 29 nuevos casos, pero para el jueves, aumentó a 56 por día. Para cuando elaboraron el mapa de municipios libres de Covid-19, incluyeron a La Grandeza, Cintalapa y Tuxtla Chico; 48 horas después, los tres ya formaban parte de la lista de contagiados aunque el primero, desde días atrás.
Antes de tomar una decisión con tales riesgos, las autoridades del estado, deben reflexionar, analizar y pensar, sobre todas las cosas, en el bienestar de los ciudadanos. Deben valorar la salud y no precipitarse. Las consecuencias, pueden ser irreparables en todos los sentidos. Y verificar la realidad; las cifras de la SS y CSG, son arbitrariamente erróneas y cambiantes. Y no por las exigencias propias de la pandemia, sino por ignorancia, indiferencia y mala fe.
Y también pregúntense si los chiapanecos estuvieron en cuarentena; si somos realistas, más del 70 u 80 por ciento, siguieron sus actividades normales. ¿Retornar? ¿A dónde? Claro que esa indiferencia, podría costarnos caro… ¿Y todo por qué?